lunes, diciembre 29, 2008

GRANDES DISCOS POCOS PELADOS opus 2

GIDEON GAYE (1974)
HIGH LLAMAS






HGM escribió:
Claramente influenciados por el Brian Wilson post Pet Sounds, Sean O’Hagan y sus High Llamas grabaron este su segundo y mejor disco. Para muchos son unos imitadores de los Beach Boys. Para otros, este disco es mejor que el de los Sonidos de las Mascotas. Cada quien puede comprobarlo por sí mismo.

Mejor tema: “Checking in, Checking Out”.

Cuando escuchas por vez primera este disco, o cualquier otro de los High Llamas, pensarías que estas escuchando un disco perdido de los Beach Boys.
Sin embargo, Gideon Gaye fue grabado no en los lejanos 60, sino en plena efervescencia grunge, en 1994.

Aunque nominalmente los High Llamas son un grupo, en realidad se trata de un proyecto personal de Sean O’Hagan, quien en cada disco se hace acompañar de grandes músicos e instrumentistas.
Cuando formó los High Llamas, O’Hagan ya tenía un gran camino recorrido en algunas bandas subterráneas londinenses. Fue hasta 1994 cuando lanzó su debut Gideon Gaye, el cual fue aclamado unánimemente por la prensa y el público.

Posteriormente ha lanzado otros discos (el más reciente Can Ladders del 2007). Todos ellos han recibido muchas comparaciones con la obra de los Beach Boys y de Brian Wilson.
Sean siempre ha negado esto, y cita como su mayor inspiración al compositor Burt Bacharach; aunque no puede ocultar lo evidente, toda su obra está salpicada de referencias, guiños, reminiscencias e influencias de The Beach Boys, en especial de los álbumes Pet Sounds, Wild Honey, Smiley Smile, Surf’s Up y el SMiLE.

Gideon Gaye es considerado su mejor disco, aunque todos sus discos son muy elaborados, trabajados y ambiciosos.
Este disco en particular, evoca las atmósferas, el tiempo, una época en particular: La de los Beach Boys. Allí están las armonías hermosas, las sofisticadas melodías, orquestaciones, producción elaborada, y un gran énfasis en los teclados.
El disco en particular es excelente, dejando a un lado las comparaciones.

A favor: Muchos dicen (entre ellos un servidor), que este disco es superior al Pet Sounds. Es cierto, pero con la desventaja de que Brian Wilson y compañía grabaron su disco hace 41 años, y el que pega primero pega dos veces. Si no existiera el Pet Sounds, Gideon Gaye tampoco existiría.

En contra: Otros dicen que Sean O’Hagan es un simple imitador. Es cierto en parte, pero trasciende la etiqueta de simple imitador, porque tomando elementos del pasado los ha sabido traducir al presente. Su pecado es hacer muy evidente sus influencias y admiración por Brian Wilson, está muy obsesionado.

En cuanto al disco, destacan las armonías vocales de “The Dutchman”; “Giddy and Gay” es de lo mejor del disco, aunque su introducción de teclado te hace recordar a “California Girls”, y la forma en que terminan está canción parece haber inspirado a los Tacubos en su “Metamorfosis” (Mera especulación). “Checking in, Checking Out”, es otra de las alturas, aunque aquí la inspiración parece venir más de The Byrds que de los chicos de la playa; “The Goat looks on” tiene la misma introducción que “Let’s get away for a while” del Pet Sounds. “Track goes by” llega al límite del exceso, con un kilométrico solo de flauta de casi diez minutos.
En fin, este disco es más que recomendable, no apto para prejuiciosos y sí para amantes de los sonidos beachboyianos; pero, mejor sumérjanse en toda la discografía de los High Llamas, y con este fan de closet, obseso de Brian Wilson.

Mejor tema según yo: “Giddy and Gay”



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TRB TWO
TOM ROBINSON BAND (1979)






HGM escribió:
Aunque opacado por el disco debut de este cuarteto de punks-gays o gays-punks hiper politizados, el segundo opus es un trabajo lleno de frescura, provocaciones y diversión. Tom Robinson fue un músico con un muy especial joie de vibre y eso se nota en su forma de tocar y cantar.

Mejor tema: “Law and Order”.


Mezclen en una licuadora los siguientes ingredientes punks: la intelectualidad de los Talking Heads, la técnica cerebral de Television, la poesía transgresora de Patti Smith, la irreverencia y rebeldía punk de los Sex Pistols, un poco de desmadre y diversión de los Ramones, y por último, un poco de activismo político y los momentos más pop de The Clash. El resultado es un sabroso, sensacional, delicioso y nutritivo disco punk titulado TRB TWO.

La Tom Robinson Band fue un grupo de punk británico formado en el año de 1976 por el compositor, bajista y extraordinario cantante Tom Robinson.
La formación más clásica de esta banda estaba conformada por Robinson en la voz y bajo, su viejo amigo Danny Kustow en la guitarra, Mark Ambler en los teclados y Brian “Dolphin” Taylor en la batería.

En 1978 tuvieron gran éxito con su excelente debut Power in the Darkness, que fue bien acogido por la crítica y el público. Este álbum alcanzó el número 4 en los charts británicos; asimismo, la banda fue votada como “Mejor Banda Nueva”, y “Mejor Banda Londinense” en 1977.
Sin embargo, Mark Ambler decidió abandonar el grupo siendo sustituido por Ian Parker.

Para la grabación de su segundo álbum TRB TWO, escogieron como productor al famoso compositor y cantante Todd Rundgren, quien fue sugerido por Taylor.
Cuenta la leyenda que la banda no se ponía de acuerdo sobre que canciones incluir en el álbum, así que por decisión de todos dejaron que Rundgren fuera quien eligiera las rolas. Todd escogió dos temas que a Taylor le disgustaban, Brian les dijo que prefería irse de la banda antes que tocar esas canciones, así que se fue. Al otro día, llegó como el perro arrepentido con la cola entre las patas, pidiendo perdón y otra oportunidad para reintegrarse a la banda. Robinson fue tajante, no se andaba con jueguitos y lo mandó a freír espárragos.
Preston Herman fue el encargado de los tambores en lugar de Taylor en las sesiones de grabación, pero nunca se unió a la banda. Charlie Morgan, baterista de Kate Bush, y por 15 años de Elton John fue el sustituto de Taylor.
Sin embargo, por desgracia Kustow abandonó la banda, y ese fue el fin triste y la disolución de este excelente grupo.

Sobre TRB TWO, el álbum no tiene desperdicio alguno. 11 tracks conforman este plato repleto de rock, punk y mucha energía.
Destacan cortes como la abridora “All Rigth, All Nigth”, con un gran solo de guitarra y de teclado; “Let My People Be”, es enérgica y bailable, con unos coros que se parecen a la discotequera “Dance, Honey Bunny Dance” de Penny McLean, pero súper agresivos; la enigmática y semi bluesera “Blue Murder” (remite a Police); la rítmica y garagera “Sorry, Mr. Harris”; la maravillosa “Law and Order”, que remite a The Kinks y a Queen; y “Days of Rage”, un punk popero que hace recordar a The Clash.
Deben escuchar este disco, os juro y conjuro que no se arrepentirán.

Mejor tema según yo: Está difícil decidir, pero en tercer lugar “Days of Rage”, en segundo lugar “Law and Order”, y en primer lugar “Let My People Be”.








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viernes, diciembre 12, 2008

40 AÑOS DE THE ROLLING STONES ROCK AND ROLL CIRCUS *


INTRO



Esta historia es digna de aparecer a lado de los grandes descubrimientos y hallazgos arqueológicos de la historia.
Aunque aquí no se trata de tesoros, momias, ciudades perdidas, artesanías, pergaminos, etc., se trata sólo de unos rollos de película que estuvieron perdidos ¡21 años! milagrosamente encontrados en buen estado, aunque bien pudieron fácilmente estropearse, tirarse a la basura, o perderse para siempre.

Es el documental para televisión “The Rolling Stones Rock and Roll Circus”, filmado originalmente los días 11 y 12 de diciembre para la televisión inglesa.
Al parecer, Mick Jagger quería hacer algo diferente, un programa de televisión. Le comentó la idea al director de cine Michael Lindsay – Hogg quien anteriormente había dirigido dos videos de los Rolling: “Jumping Jack Flash” y “Child of the Moon”
La idea del titulo se le ocurrió al cineasta, pero aun faltaba lo más importante, el contenido.
El concepto fue una especie de circo medieval ambulante, y así fue como surgió la idea de integrar acróbatas, payasos, trapecistas, otros artistas, y como cereza del pastel The Rolling Stones.

La grabación empezó a las dos de la tarde del 11 de diciembre, y terminó hasta las cinco de la mañana del siguiente día. A pesar de varios obstáculos, como el hambre, el cansancio, el frío, repeticiones de tomas, problemas técnicos, etc., todo salió de maravilla, sobre todo gracias a Mick Jagger que puso toda su energía y alma en este proyecto.
Sin embargo, este documental nunca fue transmitido por televisión, y nadie supo de él, sino hasta 1996 cuando fue lanzado en formato de video y CD.

Hay tres teorías que se manejan respecto al porque los Rolling no sacaron este material en su tiempo:
La primera dice (y es un hecho constatable), que The Who les robaron el show a los Stones. Es tanta la energía desplegada en el escenario que los Rolling parecen una caricatura a lado de The Who, quienes venían en su punto después de una larga gira, en cambio los Rolling tenían casi un año de no tocar.

La otra versión, muy creíble, es que al poco tiempo de rodarse este filme, el buen Brian Jones murió ahogado, y por respeto y tacto (jajaja ni yo lo creo, tan ojetes que se portaban con Brian) decidieron que este documento no era la mejor forma de recordarlo. Por cierto, este documental adquiere mucho valor, ya que fue el último concierto de Brian con los Rolling Stones, aunque por desgracia ya en plena decadencia.

La ultima teoría, es que al parecer el grupo no estuvo conforme con su actuación, y quisieron volver a repetirla, pero en ¡el Coliseo de Roma! Sin embargo, al parecer no a todos les agradaba la idea, en especial al director, a Charlie Watts y a Bill Wyman.
El tiempo pasó, y esta idea no se concretó.

Total, los Rolling se mudaron a Francia con todo y rollos a una oficina pequeña. Como no había sitio, los guardaron en ¡el baño! , y ¡hasta donde llegaba su miopía que pensaban tirar a la basura este tesoro incalculable! pero gracias a la visión del bien Ian Stewart (el sexto Stone) quien era el único lúcido, pensó que ese material algún día podría utilizarse, y se los llevó a su granja, en donde guardo los rollos en un granero, y así el tiempo prosiguió su lento caminar.
Nadie sabía de ese material, y ni siquiera se acordaban de él.

Tuvo que morir Ian Stewart para que su viuda se pusiera a registrar la granja, donde encontró unos rollos con etiquetas desgastadas que decían “ olling Stones ‘ock and ‘oll ircus”. A lado de los rollos había un rastrillo, unas botas apestosas de Ian, pacas de heno, y popo de gallinas. Había sucedido un gran descubrimiento en la historia musical.

PROLOGO

“Estas a punto de ser transportado a otra era. Al Swinging London de finales de los 60. The RSRC es una capsula de tiempo. Dos días de diciembre de 1968 que en muchas maneras capturan la espontaneidad, aspiraciones y el espíritu comunal de una era entera.
…por un momento veremos que el rock podria haber heredado la tierra.”
David Dalton


THE ACTS

PARADE
El concierto tal y como está en el dvd empieza con la entrada de todos los participantes, con la clásica “Entry of the Gladiators” de Julis Fucik. Payasos, trapecistas, vaqueros, dan un toque muy peculiar. Junto a ellos entran The Rolling Stones, John Lennon, Eric Clapton, The Who, y Marianne Faithfull, todos ellos disfrazados con trajes medievales y con instrumentos de viento y banda que fingen tocar. Todo muy loco y alucinado.
Mick Jagger, vestido de domador da la bienvenida al circo.

JETHRO TULL – SONG FOR JEFFREY
El mismo Jagger, junto a un payasito anuncian al “Fantástico Jethro Tull”. Por esos tiempos, este grupo no era muy conocido, sin embargo, con esta canción empezaban a sonar en la radio.
Cabe destacar que a excepción de Ian Anderson (que se la pasó haciendo caras y gestos loquísimos y con su pierna izquierda levantada), todos los demás integrantes hicieron play back.
Como datos de trivia: se pensaba originalmente en Led Zeppelin para ocupar el puesto de Jethro Tull, ¡nada más imagínense! Aunque fueron rechazados por sonar muy guitarreros.
Por ese entonces, Mick Abrahams, guitarrista original de la banda habia desertado; para salir del compromiso los acompañó un oscuro y desconocido guitarrista llamado Tony Iommi, futuro artífice del heavy metal y fundador de Black Sabbath.

THE WHO – A QUICK ONE (WHILE HE’S AWAY)
Keith Richards, con traje negro, sombrero de copa, parche en el ojo, y fumando un puro presenta a The Who.
La actuación de The Who fue memorable y salvaje, presentando una mini ópera rock llena de cambios rítmicos, armónicos y melódicos.
Una lección imprescindible de rock. Quizá lo mejor de este concierto.
Aquí se puede comprobar y ver porque The Who era una máquina perfecta, precisa, y sobre todo salvaje en el escenario. Todas las leyendas que alguna vez escuchamos, o nos imaginamos mentalmente, aquellos que tuvimos el infortunio de no vivir esa época, podemos comprobarlas en toda su realidad: Roger Daltrey, un cantante esquizofrénico que no dejaba de volar su micrófono por los aires en completa sincronía (so riesgo de golpear a sus compañeros); Pete Townshend y su salvajismo al tocar la guitarra, agitando repetidamente su brazo como aspas de molino de viento; Keith Moon, nunca en mi vida he visto un baterista tan desatado, intempestivo que no se conforma con tocar bien, preciso o espectacular, con llevar el ritmo y el tiempo; no, el era un baterista animal, instintivo, desbocado, que le pegaba a los tambores como si quisiera acribillarlos, asesinarlos a baquetazos, como si la vida se le fuera en ello; y el fabuloso John Entwhistle y su virtuosismo al tocar el bajo de una forma tan melodiosa, deslizando sus dedos por todo el diapasón como si fueran arañas, impávido como ancla en medio de la tempestad provocada por sus compañeros.




TRAPEZE ARTISTS
Después de The Who, un poco de respiro con una encantadora pareja de ancianos trapecistas, quienes a pesar de su edad se columpian con gracia al ritmo de “Sobre las Olas” del enorme Juventino Rosas.

TAJ MAHAL – AIN’T THAT A LOT OF LOVE
Llegó el turno del gran Taj Mahal, un bluesero afroamericano, a quienes los Rolling conocieron mientras actuaba en el célebre Whisky ago go de Los Angeles. Rápidamente conectaron e hicieron migas. A la primera oportunidad fueron invitados a este circo por Keith Richards; aunque por problemas de inmigración y con el sindicato de músicos, tuvieron que ser filmados de volada.
Aquí se avientan un buen blues rítmico, en donde destaca la voz bluesera y desgarrada de Taj Mahal, los requintos sobrios y limpisimos, sin efectos del gran Jesse Davis, y el excelente respaldo en la sección rítmica por parte de Gary Gilmore y Chuck Blackwell.
Esta participación sirvió como despegue de este gran músico, al igual que de Jesse Davis que impresionó a John Lennon, se hicieron grandes cuatachos y más adelante participó en algunos discos del jefe Lennon.

MARIANNE FAITHFULL – SOMETHING BETTER
Charlie Watts
desde las gradas anuncia el nuevo número. El turno es de la bellísima Marianne Faithfull, quien dejó atrás el estereotipo de rubia tonta, y se la sacó en grande con esta tranquila y hermosa balada pop.
Su número cautivó y hechizó a todo mundo: tan quietecita, tan mona, con ese vestido largo, esa mirada tan tierna, y esa voz media aborregada, demostraron que la chica tenía enorme potencial.
FIRE EATER AND LUNA
Keith Richards
de nuevo, anuncia el acto del Fire Eater y de Lovely Luna. Una especie de danza africana en la que una chava ejecuta una danza, mientras un tipo se pasa unas antorchas encendidas por su cuerpo, y se mete fuego en la boca, ¡y se lo traga!

MICK & JOHN
Tras bastidores Lennon y Jagger tienen una charla muy entretenida, simulando una entrevista en la que John es Winston Leg – Thigh y Mick es Nigel. Lennon le confiesa que en su grupo tocara Keith Richards, Mick en tono sarcástico le dice “Dirty”. Se despide y le da su plato de arroz que comía con palitos chinos.

THE DIRTY MAC – YER BLUES
Uno de los mejores momentos llega con un súper grupo improvisado: The Dirty Mac.
John Lennon en la guitarra y voz, Eric Clapton de Cream en la guitarra principal, Keith Richards de los Rolling en ¡el bajo!, y Mitch Mitchell de la Experiencia de Hendrix en la batería.
Juntos se avientan “Yer Blues”, rola beatlesca que suena más pesada, bluesera y potente aquí que en el álbum, y que llega a alturas insospechadas gracias a los requintos de Clapton, quien toca bien cool, despreocupado, como si fuera algo tan sencillo como cambiar un foco.

YOKO ONO & IVRY GITLIS & THE DIRTY MAC – WHOLE LOTTA YOKO
Luego de ese numerazo, Yoko Ono sale de una bolsa negra que estaba en el suelo y se une a la banda, junto con un violinisNegritata francés llamado Ivry Gitlis. Toda la banda empieza a improvisar una rola llamada “Whole Lotta Yoko”.
Todo transcurre normal hasta que Yoko empieza con sus berridos y gritos desafinados, lo cual no esta mal, sino que sus agudísimos gritos empiezan a competir con el violín, y para colmo los dos en el mismo micrófono.
El violinista ya no sabe que hacer, solo sonríe mientras quizá piensa “a ver a que horas se calla esta pinche vieja”; mientras tanto, Yoko voltea a ver a Lennon quien solo le hace señas de “tu síguele, no pares”.
Sin embargo, todo es tan loquísimo que a todo mundo prende esta improvisación.

THE ROLLING STONES
Por ultimo, John Lennon, en lenguaje de sordomudos presenta el acto estelar: The Rolling Stones.

La gente se prende desde el principio con una electrizante versión de “Jumpin’ Jack Flash”.

Las canciones restantes, todas son tomadas de su álbum mas reciente del 68, el excelente Beggars Banquet (en lo personal, la cumbre discográfica estoniana junto con el Sticky Fingers).

La primera rola es la bluesera “Parachute Woman”, más movida y rítmica que la original.
Le sigue, la sublime “No Expectations”, en la que se puede apreciar los últimos destellos gloriosos del gran Brian Jones (ese sería su último concierto, todos lo sabían, lo que nadie sabía es que Brian moriría unos dos meses después. Aunque la verdad, ya estaba muerto en vida, era una sombra, un fantasma deprimido. Dicen que el pobre se la pasó llorando en las gradas). En fin, aquí lo vemos ejecutando con maestría la guitarra slide, y al buen Nicky Hopkins con unas ricas armonías en el piano.

“You can always get what you want” es el siguiente tema; a diferencia de la original, aquí todo es mas crudo, directo y movido, ya que prescinde de la grandilocuencia y suntuosidad de los coros y la sección de vientos.

La cúspide viene con la escalofriante “Sympathy for the Devil”. El buen Charlie Watts empieza con el clásico ritmo, y con él lo acompañan la sección rítmica a cargo de Rocky Dijon en las tumbas, Brian Jones en las maracas y Bill Wyman en el bass.
Ver esta actuación realmente estremece. Es tanta la energía y la vibra emitidas sobre todo por Jagger, que puede dar elementos a todos aquellos denostadores del rock, a los que lo tachan de satánico. Sólo vean a Jagger, aunque todo parece un simple acto teatral, un performance, la verdad, el tipo parece real y literalmente poseído por el maligno.
La forma en que grita, aúlla, suplica, suspira, interpreta, canta, gime, baila, gesticula…
Mientras Keith Richards requintea incendiariamente, el público baila enloquecido, y Jagger aúlla, se hinca y se tira al suelo arrastrándose como poseso golpeando al suelo; luego, como parte de su ritual, procede a quitarse la camisa y, al levantarse se descubre que los brazos y el pecho los tiene pintados con demonios y la representación del diablo, para luego seguir bailando con una energía sobrenatural. Al final se acerca retadoramente a la cámara. Sobra decir que recibió una fuerte ovación.

Por ultimo, sentados entre el publico, se avientan la de “The Salt of the Earth”, un himno esperanzador de fines de los 60. Todo va muy bien, la gente cantando y balanceándose contentos. Se puede apreciar la felicidad de Jagger, satisfecho porque todo llegaba a su fin, cansado pero feliz porque el fue el eje y el motor que impulso todo el proyecto.
Lo chido se pone al final de la rola, donde se arma el desmadre por cortesía de los loquísimos Keith Moon, y Pete Townshend y compinches que los acompañaban. Todos se pusieron de pie, bailando como locos, aventándose, tirándose cojines…en fin, que estos eran el alma de cualquier fiesta y a pesar de llevar casi dos días sin dormir seguían echando relajo.

Y así es como termina este testimonio glorioso, un documental de un concierto inolvidable e irrepetible, el Circo de Los Rolling Stones.

¡Damas y caballeros, espero que lo hayan disfrutado!

THE END
En el 2004, fue lanzado como dvd remasterizado, con el audio remezclado e Dolby Surround. Realmente mereces tener esta joya en tu colección.
Aparte del concierto, incluye comentarios de Ian Anderson, Taj Mahal, Yoko Ono, Bill Wyman, Keith Richards, David Dalton (Rolling Stone), Marianne Faithfull, David Stark, Michael Lindsay – Hogg (director), y Tony Richmond (Director de fotografía)
También una entrevista muy interesante a Pete Townshend, y extras interesantes como tres canciones de Taj Mahal, dos ejecuciones clásicas del pianista Julius Katchen, una toma alterna de “Yer Blues”, otro dialogo entre Lennon y Jagger con el pequeño Julian fumando, una galería de fotos, un remix de “Sympathy for the Devil” por parte de Fatboy Slim, y un acto muy divertido de unos payasos.

En fin, realmente fue un milagro que este documento se haya preservado hasta nuestros días, ya que es un testimonio del espíritu que reinaba en esa época, de la camadareria, de un tiempo en que los artistas aun tenían libertad absoluta de hacer lo que se les viniera en gana, una época con grupos aguerridos que entregaban absolutamente todo en el escenario, un manual que todo músico o fanático que se diga roquero debe de ver y aprender.

* Publicado originalmente en la edición de diciembre de la revista electrónica DECIREVES


lunes, diciembre 08, 2008

TRIBUTO (CHAFA) A LENNON

Cuando se acaban las palabras ya no existe la forma de describir lo que amas, lo que admiras. Eso sucede con Lennon, es tanta nuestra amiración y devoción por este personaje aún a 28 años de su trágica muerte, es tanto lo que se ha escrito sobre él, que ya no sabes como sorprender a los lectores, ni siquiera puedes sorprenderte a ti mismo, y lo que escribe uno, es lo mismo que escriben los demás, es la misma gata pero revolcada.

Trataré de ser diferente, aunque me vea chafa y pretencioso. Lo hago porque Lennon es uno de mis heroes. Mis heroes nunca han sido personajes que gusten de matar, asesinar, o dañar a su projimo. No, mis heroes gustan más de tomar una guitarra, una pluma, su pensamiento, un pincel, una cámara, su voz como arma, y no un fusil, una bomba, una granada.

Por eso, aunque sé que las criticas, las burlas caeran sobre mí, tengo que hacerlo. Aquí tres videos en exclusiva para Lennon, no para ustedes. Si es que me ves desde el más allá, Lennon, sabes que lo hago con todo mi amor, dolor y admiración porque yo siento y vivo tus letras, tu música. Tu vida fue muy semejante a lo que yo vivo, y creo que tenemos los mismos traumas. Pero sobre todo, te admiro como el gran músico sensible que fuiste, las grandes obras que creaste.

No creo que te revuelques en tu tumba, a diferencia de otros que graban canciones en tu nombre, pero reciben lana por hacerlo, yo no recibo ni un solo centavo, y si pudiera yo pagaría si tuviera dinero para pararme en un escenario y poder cantar tus rolas.

Si los roqueritos mexicanos homenajean y destrozan canciones del gran Tin Tán, del maestro Juan Gabriel, o de José Alfredo Jimenez sin ningun respeto, ¿Por qué no habría yo, un verdadero fan, un seguidor y admirador de Lennon de tratar de cantar y tocar su música a mi manera y con mis limitaciones?
Al menos yo si soy sincero.

Con todo mi cariño, y haciendo el rídiculo, he aquí tres videos con tres rolas de Lennon: Isolation, I'm So Tired, y I'm The Walrus.

Perdonen por mi horrible y nasal voz, por mi forma chafa de tocar la guitarra y sobre todo mi pésimo ingles extraterrestre. ¡Que los abominen!







domingo, noviembre 23, 2008

GRANDES DISCOS POCOS PELADOS opus 1

INTRODUCCION

A partir de hoy, y como ya es sana costumbre en este blog, cada que me de la regalada gana (y sobre todo, tenga tiempo y lana) escribiré un post acerca de grandes discos que desafortunadamente o están en el olvido, o fueron despreciados en su época, o no se les dio la promoción adecuada, o fueron opacados ya sea por la sombra de algún disco del mismo artista, o por la época que le tocó salir.

Quiero aclarar que se trata de cien discos. Todos ellos fueron publicados en la edición número 100 de la revista La Mosca en la Pared, bajo el titulo de 100 GRANDES DISCOS (que jamás has escuchado). En unas cuatro páginas nos aventaban una serie de discos, la mayoría desconocidos, con sus portadas y una pequeña reseña.
No tenía el titulo del autor del mega articulo, pero, quiero imaginar en base a conjeturas (la forma de escribir, los discos reseñados, mis dotes detectivescas…) a que el autor fue el director Hugo García Michel.

Así, en cada entrega publicaré dos discos ahí reseñados. Cada post vendrá acompañado por la portada del disco. El texto original publicado en La Mosca (con letra azul), y una reseña de mi propia cosecha. Ambos textos, el de La Mosca, y el mío contaran con lo que consideramos sea el mejor tema del disco en cuestión.
Los discos contarán también para deleite de los pránganas y de los que quieran adentrarse en la música del disco y del artista, con un link para su descarga gratuita siempre y cuando sea posible, al igual que un video en you tube.

Pues espero estén al pendiente desde este número para no andar repitiendo la misma perorata en cada entrega. Por lo pronto hoy inauguramos esta sección con el buen Frank Zappa y Jefferson Airplane.

THE MAN FROM UTOPIA (1983)
FRANK ZAPPA




HGM escribió:
Un disco menospreciado por la crítica y sin embargo, otra obra genial del gran Zappa. Ironía salvaje, música contundente, experimentaciones con formas libres de instrumentación, piezas narradas, imaginación desbordada. Un cóctel de típicas maravillas zappianas en un álbum que urge revalorar.
Mejor tema: “The Dangerous Kitchen”.

Ciertamente se trata de un disco poco conocido en la larga discografía zappiana, y aunque tampoco está entre lo mejor de su obra, se trata de un gran trabajo que deja complacido y satisfecho a todo aquel que se aventura a escucharlo.
Aquí se encuentra un breve compendio que sirve como introducción al que quiera iniciarse en la obra del buen Zappa.

Grabado en el periodo mas hard rockero del bigoton de Baltimore, sin embargo, el álbum sólo contiene dos canciones de este tipo, digamos “convencionales” (una palabra que no existe en el vocabulario zappiano): “Cocaine Decisions” y “Stick Together”.
Lo demás es pura ironía y humor acido. Hay piezas instrumentales como “We are not alone”, “Moggio” y “Tink Walks Amok”, con un excelente trabajo de bass a cargo de Arthur Barrow (les apuesto a que el buen Alonso Arreola ha de haber escuchado este disco más de una vez, sino chequen su proyecto LaBa)
El álbum está lleno de improvisaciones y experimentaciones; canciones mitad habladas-mitad cantadas improvisadamente, como las locuras geniales de su primer disco de 1966 Freak Out! (sobre todo “The Return of the Son of Monster Magnet”). Las rolas en cuestion son “The Radio is Broken”, “The Dangerous Kitchen”, y ese maravilloso free jazz que es “The Jazz Discharge Party Hats”.
El titulo del álbum proviene de una canción de los 50, escrita por Donald y Doris Word, de la cual Zappa (re)hizo un excelente cover al que tituló “The Man from Utopia meets Mary Lou”.
Hay tan bien un homenaje-parodia al doo woop, género del que Zappa era un gran admirador, en la tierna y genial rola “Luigi & the Wise Guys”.

Como datos adicionales: Aquí participa por segunda ocasión en un album de Frank Zappa, el virtuoso Steve Vai encargado de “las partes imposibles de guitarra”.
También cuenta con la colaboración de otro virtuoso, el gran Vinie Colaiuta en la batería.

La portada del album corrió a cargo del artista italiano Tanino Libaratore. En ella apreciamos una ilustración de Frank Zappa en un escenario tratando de matar unos mosquitos.

The Man From Utopia. Un gran álbum. Aunque con la musica de Zappa sucede que no se puede clasificar. Si te gusta, te gusta y ya.
La musica de Zappa es para disfrutarla, y no para entenderla. Eso es labor de críticos, musicólogos y ociosos.
Mejor tema según yo: “Luigi & The Wise Guys”.

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BARK (1971)
JEFFERSON AIRPLANE





HGM escribio:
Otro de esos grandes discos despreciado a pesar de su valor intrinseco. Uno de los trabajos más oscuros de Jefferson Airplane y, por lo mismo, uno de los que ofrecen mas posibilidades de descubrimientos y hallazgos. Irregular si, pero con memorables momentos olvidados.
Mejor tema:
“Third Week in the Chelsea”

Después de dos excelentes discos, el oscuro y ominoso Surrealistic Pillow (1967), piedra angular de la sicodelia, y Volunteers de 1969, Jefferson Airplane volvía a la carga con un disco discreto, irregular, incomprendido, al que muchos críticos tacharon de malísimo, y hoy se considera mediocre en la discografia de este grupo californiano.

Si bien es cierto que Bark no cuenta con la fortaleza de sus predecesores, este álbum es una pequeña joya muy disfrutable en varios cortes, y algunas cimas.
Quizá se deba al hecho de que el grupo estaba en una etapa de transición. Marty Balin, fundador del grupo, y el baterista Spencer Dryden abandonaron el aeroplano. Dejando como pilotos de la nave a Grace Slick alias la "Engracia Esliquia" (Jose Agustin dixit) y a Joma Kaukonen. Agregándose nuevos tripulantes, Papa John Creach, violinista fuera de serie y el baterista Joel Covington.

Bark tiene todo el sello distintivo del sonido Jefferson Airplane, pero carece de algun tema clasico, ese hook como lo fueron en su momento “White Rabbit” y “Somebody to Love”.

Eran otros tiempos, el crudo despertar del sueño hippie, y eso se ve reflejado en el espíritu del disco.
A pesar de ello, el disco tiene grandes momentos memorables como la muy roquera “Feel so Good”; la calma e introspectiva “Crazy Miranda”; “Pretty as you Feel” con unos ecos lejanos muy tropicalosos, santanescos y jazzeros; improvisación pura en la instrumental sureña “Wild Turkey” (con el violín de Papa John Creach enloquecido), la roquera y rítmica “Rock and Roll Island”; “Third Week in the Chelsea” es una bella balada folk, con aires de Simon & Garfunkel; “Never Argue with a German if you Tired” es lo más cercano a la sicodelia, en especial por esos teclados oscuros y atascadisimos; “Thunk” es luminosa y sobresale por un excelente juego de voces, con excepcion de la introducción pianistica, todo el corte es totalmente a capella.

Bark es un disco muy variopinto. Vale la pena escucharlo repetidamente, sin prisa, escudriñando cada sonido, cada acorde, cada nota, cada silencio, cada instrumento, cada frase, cada resquicio, cada recoveco. Al poco tiempo sabras apreciar esta pequeña gema.
Mejor tema según yo: “Thunk”.

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sábado, noviembre 15, 2008

MEETING PEOPLE IS EASY...PEDIR AYUDA NO TANTO

Lo que a continuación escribiré no tiene ningún precedente en la historia bloggeril.
Originalmente iba a ser un post sobre Frank Zappa, y Jefferson Airplane, pero por motivos técnicos sumados a una buena/mala noticia que recibí el día de hoy, me veo precisado a escribir un post al vapor.

Aquí va la neta, quizá lo que a continuación voy a escribir les parezca gracioso, una broma, pero es absolutamente en serio, si no, no me tomaría la molestia de andarme exhibiendo de un modo tan patético.

Resulta que el próximo miércoles ponen a la venta los boletos de Radiohead. Y la neta no tengo los $1300.00 del boleto, así que apelo a su buena voluntad a todos los que leen este blog para levantar una colecta de $100.00 pesos por persona. Necesito trece voluntarios, solo trece valientes que si quieren les puedo regresar los $100.00 que amablemente me envíen, aunque se tienen que esperar un poco, pues voy a ir pagándoles de a uno por semana.

O sea, que al último que le pague pasarían trece semanas. O mejor, si hay algún valiente que tenga mucha lana y quiera comprarme el boleto, les prometo que en diciembre cuando me den el aguinaldo le pago lo del boleto, y aunque no tomo, si me acompaña al concierto le pago las chelas, el churro, los champiñones, y la cena.

Interesados o interesado, envíame un mail a mailto:streetwickedchild@hotmail.com y les doy el numero para que me depositen.

Muchas gracias y perdón por la molestia, pero es que un fan llega a niveles denigrantes con ver sus ídolos.

martes, octubre 28, 2008

RADIOHEAD: UN CLÁSICO DE NUESTRO TIEMPO


No se puede hablar de Radiohead sin extremismos ni medias tintas; es un grupo que desata pasiones para bien y para mal, lo cual hace que muchas veces se pierda la objetividad. A Radiohead, lo detestas o lo amas. No puedes permanecer ecuánime e indiferente ante ellos.

¿Qué es lo que tiene este grupo inglés que hace que muchos los tachen de sobrevalorados y vacas sagradas; y otros en cambio, los tengan en un nicho inalcanzable, intocables como dioses bajados del Olimpo?

Tratando de ser ecuánime y objetivo, (pues confieso que mi corazón está del lado de los que aman y sobrevaloran a la banda,) diré a favor de Radiohead que es un grupo que tiene todos los elementos necesarios para ser considerados todo un clásico. Un grupo clásico de rock en toda la extensión de la palabra, al nivel de un Elvis, de The Beatles, de The Rolling Stones, Pink Floyd, Led Zeppelin, Ramones, Queen, Nirvana, Jimi Hendrix, Bob Dylan, The Doors y Janis Joplin.

Después de la irrupción del punk a fines de los 70, el cual tuvo su auge, decadencia y muerte, la música entró en un estado somnoliento de crisis y conformismo, el cual parecía no tener fin. Todo auguraba que el rock estaba a punto de morir.

Sin embargo, el bienio 1991-1992 fue fundamental para reavivar al rock.
Tres canciones y tres grupos fueron los encargados de dar la bocanada necesaria para reanimar al moribundo rock.
Nirvana con “Smells like teen spirit” fue el detonante, y aunque ellos reactivaron económicamente a la industria, su aportación principal fue la actitud y rebeldía. Actitud rockera antisistema, representada muy bien por su líder, el malogrado Kurt Cobain, que lo que menos deseaba era convertirse en un rock star.
El siguiente grupo fue Metallica con “Enter Sandman” y su álbum negro. Ellos reinventaron y refrescaron el heavy metal, para bien y para mal. Pero, lo más importante extramusicalmente hablando, fue que nuevamente los medios de comunicación y las masas voltearan al rock.
Por último, un grupo desconocido de Oxford, Inglaterra llamados Radiohead. “Creep” es la canción que los puso en oídos de todo mundo, la cual viene incluida en su primer álbum, Pablo Honey.
Aunque es la mejor canción del disco, y todo pintaba para que fueran la clásica banda “one hit wonder” (imaginad a Radiohead en las clásicas listas como esta: http://es.wikipedia.org/wiki/100_Greatest_One-hit_Wonders ), lo cierto es que esta canción es todo un himno generacional junto a la de “Smells like teen spirit”, y retrata a la perfección la soledad, el abandono, la depresión y el espíritu noventero, de los llamados alguna vez Generación X.
Si Nirvana aportó el corazón y alma, Metallica el temple para los negocios, Radiohead aportó el cerebro y la inteligencia.

UNA BANDA ANTICOMPLACIENTE E IMPREVISIBLE

Todos sabemos la historia de los grupos ingleses. Sacan un disco y son la gran maravilla, la mejor banda de todos los tiempos, y otras babosadas que sólo los ingleses se tragan (y uno que otro mexicano). Ese cuento ya lo conocemos al dedillo, y el tiempo se encarga de poner todo en su lugar, lo único que cambia es el nombre (llámense Franz Ferdinand, Libertines, James Blunt, Artick Monkeys…)
Cuando todo parecería que algo semejante sucedería con Radiohead, en 1995 nos callaron la boca con su primera obra maestra: “The Bends”. Y aquí viene algo desquiciante y a la vez apasionante, algo que hace diferente a Radiohead de otros grupos (llámense U2, Deff Leppard, Motley Crüe, Bon Jovi…), mientras la mayoría sólo les gusta quedar bien con sus fans, complacerlos y así asegurarse su futuro económico, importándoles un bledo su credibilidad musical y patetismo (¡Saludos a Jaguares!), a Radiohead en cambio, les importa un bledo lo que sus fans pidan o reclamen.
Esta es la verdadera esencia de un artista: hacer lo que se les de la gana, bien o mal, feo o bonito, agradable o espantoso…eso no importa, el arte es primero, y las recompensas, si las hay vienen después. Si nunca llegan que diablos importa. Lo importante es hacer lo que uno quiera y eso es lo que ha hecho Radiohead.

Pues bien, cuando todos creían que Radiohead iba a repetir la fórmula “Creep”, nos salieron con The Bends, un álbum introspectivo, desgarrador, melancólico, delirante, guitarrero. Como en toda guerra hubo bajas. Los más aferrados a los viejos tiempos decidieron desertar; pocos permanecieron fieles, pero muchos novatos se unieron a las filas.

EL QUE PEGA PRIMERO PEGA DOS VECES

En 1997 sacaron OK Computer, para muchos, la obra maestra del quinteto de Oxford. Un álbum inigualable, de los que tenía tiempo ya no se hacían, y difícilmente se hacen ahora.
Radiohead tenía ahora sí al mundo rendido a sus pies, críticos y público por igual. Las alabanzas no paraban: los comparaban con grupos legendarios como Queen y Pink Floyd, por la estructura de letras y canciones. Allí está “Paranoid android” con sus 6:23 minutos de duración el cual fue lanzado como sencillo. Todo un desafío a la industria.
A partir de ahí, Radiohead era todo un ejemplo a seguir. Un grupo influyente (una de las características de un grupo clásico), de una enorme cauda de clones que trataban de ser como ellos (The Divine Comedy, Travis, Sigör Ros, Coldplay, Elbow, Keane, Muse…)
Sin quererlo, Radiohead había inventado un nuevo subgénero musical. Algunos se estancaron en él, otros se proclamaron reyes de las baladas desgarradoras acompañadas de pianos y guitarras aderezadas con una pizca de tristeza, y muy pocos han podido quitarse el sello radiohediano y construir su propia historia y estilo.
Por su parte, en el 2000, mientras todos explotaban esta nueva veta, los originales y creadores de este subgénero, renegaban de su creación, renegaban del rock y de las guitarras, y nos entregaban Kid A, un álbum de música electrónica, abstracta. Un disco bello, enigmático, fascinante, misterioso, pero a la vez muy cálido.
Una nueva bofetada a los fans y a la industria: ecos de Miles Davis, John Coltrane, Oliver Messiaen, experimentaciones, clics, ritmos electrónicos, ondas Martenot, máquinas de ritmo, trompetas, trombones, computadoras…Toda una belleza auditiva.
Radiohead se adelantaba a los demás y nos mostraba un pedacito del futuro. Sobra decir, que aún sin promoción, el disco fue todo un éxito.

Todos esperaban que Radiohead volvería a sus orígenes, pero, en el 2001 la banda lanzó Amnesiac, un disco emparentado con Kid A. Parecía que el grupo había quedado enamorado de la electrónica, y las guitarras eran cosa del pasado. Una nueva bofetada a los fans.
En Amnesiac el cambio era aún más radical. La voz de Yorke es desolada y a veces inaudible. Los versos de las canciones son totalmente alucinados, misteriosos y muy crípticos, y la música que los enmarca da un resultado escalofriantemente hermoso.

En el 2003 se reinventan una vez más, y por fin vuelven a sus raíces. Hail to the thief es su disco más politizado, más angustiante y depresivo, pero también el más guitarrero y accesible.
Es el summum de toda la discografía radiohediana ya que toma elementos de todos sus discos anteriores: el rock ligero de Pablo Honey lo encontramos en temas como “There there”, el rock pesado y desgarrado de “2+2=5” no hubiera desencajado en lo absoluto en The Bends, la triste y melancólica “I Will” o la alucinante “Sail to the moon” tienen todo el sello del Ok Computer, “Backdrifts” de Kid A, y las más abstractas “Sit Down, stand up” y “Myxomatosis” hubieran encajado perfecto en el experimental Amnesiac.
Hail to the thief, es a mi parecer el mejor disco para acercarse y conocer a Radiohead.

El año pasado, el grupo lanzó In Rainbows, su último disco de estudio, ya sin el cobijo de una transnacional. Sin embargo, a pesar de su gran calidad, la música ha sido relegada a un segundo lugar especialmente por la forma innovadora con la que el grupo vendió su trabajo. Dándole la espalda a las disqueras, el grupo vendió su disco en formato mp3, vía electrónica, directamente y sin intermediarios. El experimento resultó exitoso, a pesar de que cada internauta pagaba lo que consideraba justo. Cerca de un millón de compradores pagó en promedio ocho dólares, o sea que en las primeras 72 horas de venta, el grupo se embolsó unos ocho millones de dólares. Nada mal.
Eso era tan sólo los impacientes y amantes de la tecnología. Los que añoran aún el placer de quitar el celofán aun disco sólo tuvieron que esperar un poco de tiempo para tener el disco en compacto. A pesar de haber sido descargado meses antes millones de veces, el disco compacto debutó en primer lugar de ventas en el Reino Unido.

EXIT MUSIC (FOR A POST)

¿Qué es lo que sigue? No lo sabemos, tal vez ni ese monstruo de cinco cabezas llamado Radiohead lo sabe. Lo único seguro es que ellos saben que los ojos y la tención del mundo está sobre ellos. También es seguro que de nuevo nos den una sabrosa cachetada; o quizá, vuelvan a los orígenes, con algo elemental y todos nos quedemos sorprendidos con algo que sabemos podría suceder; quizá en el futuro nos tengan otra obra maestra, otro Ok Computer, no sabemos que ideas maquiavélicas se estén gestando en los cerebros de estos genios. Es difícil ser un genio, saber que miles de críticos y detractores están esperando a que des un paso en falso y caigas para burlarse de ti. Ellos lo sabe bien, pero al final creo en que saldrán bien librados no importando la decisión que tomen. Al fin los genios siempre están adelantados a su tiempo, y ellos lo han demostrado varias veces.

Radiohead ha demostrado estar a la altura de los clásicos. Y lo mejor, es que sin sacrificar sus convicciones musicales, sin perder credibilidad, estando en una transnacional han salido victoriosos. Los han hecho ganar mucho dinero, han ganado mucho dinero, se han hecho millonarios. Han cumplido con las expectativas de los críticos y fanáticos, han hecho excelentes discos, han mandado a la goma a su disquera (muchos grupitos lo que más anhelan en su vida es tener un contrato discográfico), han regalado su disco y su integridad sigue intacta e íntegra.

Eso es lo que los hace grandes, influyentes y clásicos. Disfrútenlos, y sintámonos una generación privilegiada: si en los 60 los jóvenes tenían a The Beatles, Dylan y Hendrix, en los 70 a Led Zeppelin y Pink Floyd, los 80 presumían a Police, U2 y Depeche Mode, los 90 a Nirvana. Nosotros, los del nuevo milenio no veo porque tengamos que envidiar a las épocas pasadas si tenemos un grupo de los tamaños de Radiohead.

* Publicado originalmente en la revista electrónica: DECIREVES la cual recomiendo ampliamente en especial por las grandes personalidades que escriben, todos grandes bloggeros entre los que se encuentran el buen Rogelio Garza, el Alterego y el Oso Polar.

PD Apenas voy saliendo de la depre.
PD 2: Este artículo fue escrito antes de que se conociera la noticia del probable retorno de Radiohead a nuestro país. Al parecer ahora sí es verdad, y ya lo veremos el próximo año, si no, seguiremos como Vladimir y Estragon en su larga espera a Godot.

jueves, septiembre 25, 2008

BLUE CHEER: VINCEBUS ERUPTUM



“El rock and roll es un 10 por ciento técnica y un 90 por ciento actitud. Si tocas una sola nota con la actitud adecuada, causará un efecto mayor que sesenta notas sin actitud alguna”.
Dickie Peterson

Blue Cheer era el nombre de un famoso detergente norteamericano; con el tiempo, el nombre fue adoptado para bautizar un poderosísimo ácido (LSD), y más tarde, fue usado para nombrar una banda de rock de San Francisco, California.
Mejor nombre no podrían haber escogido, ya que la música y el sonido que emanaban de sus voces e instrumentos eran potentes, poderosos y atronadores como el mejor de los ácidos.

Es sorprendente que a más de 40 años de haber sido grabado Vincebus Eruptum, su álbum debut, suene hoy en día tan fresco, potentísimo, y ruidoso que muchos discos de rock actuales; y lo más asombroso es que éste disco fue grabado y ejecutado por sólo tres personas, que sin embargo sonaban como un ejército de locomotoras descarriladas.
Los autores intelectuales de tales proezas eran Paul Whaley (batería), Leigh Stephens (guitarra), y Dickie Peterson (Bajo y voz).

En enero de 1968 debutaron con Vincebus Eruptum, un álbum fuera de serie, fundamental, seminal, y sobre todo influyente para la gestación y el desarrollo del futuro Heavy Metal.



¿Cómo definir el sonido de Blue Cheer? Nada había parecido a Vincebus Eruptum. Sonaba más pesado, chillón y extremo que cualquier otra grabación.
All Music lo define de manera precisa y certera: “Vincebus Eruptum es un power trio grabando con actitud punk explorando el blues a través del heavy metal”.
Otro término que me encantó fue el que un crítico dio a su música: “Una profanación”.

Y es que al escuchar el disco se da uno cuenta de la limitada capacidad técnica de Blue Cheer; como destrozan sin piedad por ejemplo, Summertime Blues, ese rocanrolazo del gran Eddie Cochran. Hablo de destrozarlo y profanarlo en el buen sentido del término: dinamitarlo, quitarle su frezes, ser irrespetuoso con el tema, y no una simple calca, ¡y vaya que lo hicieron!
Muchos han versionado este tema, lo han hecho pesado, y han salido bien librados. Allí están por ejemplo la versión de The Who en la Universidad de Leeds, el de Humble Pie (una banda injustamente olvidada) en su excelente álbum Smoke, o la versión de los Beach Boys, o esa joya del gran Marc Bolan; pero, aunque todas son excelentes versiones, ninguna como la de Blue Cheer, quienes tienen el descaro de robarse el riff inicial de Foxy Lady de Jimi Hendrix para el principio de Summetime Blues.

Asimismo se avientan un clásico del blues, Rock me baby del gran B.B. King. Sin dejar de ser blues, está canción suena tan pesada y sicodélica que significó un puente transicional entre el blues y el heavy metal.
Dr. Please, es una rola hipnótica, llena de distorsión, sucia y demoledora, que al igual que Out of Focus, son tan potentes que en su momento hicieron volar la mesa de mezclas. Tal vez no logren volar las bocinas de tu estereo, pero si le subes todo el volumen a las tres de la mañana puede que te conviertas en el más odiado del vecindario.


Parchment Farm es otro cover, original de un jazzero llamado Mose Allison. Una alucinación sicodélica, sacudidora, y sobre todo excitante y aturdidora.
El álbum termina magistralmente con la hiperquinética Second Time Around. Óigase la voz desgarrada y desafinada de Dickie Peterson, la guitarra rítmica y frenética, y esos solos de Leigh Stephens, y la batería restallante de Paul Whaley.
Lo mejor es el solo de batería que da paso al bajo de Peterson, y luego un gran solo ruidoso, cortante y feedbackiento de Stephens.

Podrían tocar de la patada, pésimos, horribles, ruidosos, desafinados, etc., pero no hay duda alguna sobre su actitud cien por ciento rocanrolera. Blue Cheer era una banda real tocando rock and roll.
Y Vincebus Eruptum, es un álbum que así nada más, siendo provocador, valemadrista, juguetón llegó a ser inspirador y padre del heavy metal.

Nota final: los de Blue Cheer hicieron otros grandes discos, en especial el Outsideinside (agosto 1968). Sin embargo, a lo largo de su carrera tuvieron múltiples cambios de personal y de nombre. El único integrante original que permaneció en todas las alineaciones fue el bajista y cantante Dickie Peterson.
Afortunadamente, el año pasado Blue Cheer resucitó nuevamente con dos miembros originales, el eterno Paterson, y el baterista Paul Whaley; juntos crearon uno de los mejores discos de heavy metal del año pasado, el poderoso What doesn’t Kill you. Un álbum atronador, sicodélico, pesadísimo, que viene a demostrar que el talento, energía y poderío de este par de compadres no ha sufrido mella alguna, y que el tiempo los ha vuelto más mejores todavía.

What doesn’t Kill you, no dejen de escuchar y disfrutar este gran álbum que merece una mención especial por esa portada tan excelsamente alucinante.



AQUÍ podeís bajar el Vincebus Eruptum, y...

ACÁ el What doesn't kill you.

Links tomados del blog ROCK AND ROLL JUNKYARD

lunes, septiembre 08, 2008

COWBOY JUNKIES: THE TRINITY SESSIONS



Hace 20 años en Canadá, mucho tiempo antes de que existiera una banda llamada Arcade Fire, hubo un grupo de Ontario llamado Cowboy Junkies, quienes en 1988 lanzaron al mercado un disco tan inmaculadamente hermoso y celestial. El nombre del álbum era The Trinity Sessions; y aunque es uno de los discos más bellos jamás grabados, es al mismo tiempo uno de los más injustamente ignorados y desconocidos. Quien no lo haya escuchado nunca, no sabe de lo que se pierde.



El grupo fue formado en el año de 1985 por Michael Timmins (guitarra) y su amigo de infancia Alan Anton (bajo); más adelante se les unieron Peter Timmins quien se encargó de la batería, y Margo Timmins que ocupó el puesto de cantante.
Los tres hermanos Timmins venían de una familia dedicada al mundo del entretenimiento. Tenían otra hermana llamada Cali, la cual era actriz y saltó a la fama con la serie televisiva Ryan’s Hope. Los cuatro, junto con John Timmins (otro hermano) eran descendientes de Noah Timmins, un explorador minero y fundador del pueblo que lleva su apellido.

Aunque tenían muchas influencias country y sureñas en su música, los Timmins y compañía no eran para nada vaqueros ni mucho menos adictos a ninguna clase de drogas, si acaso a la música. El nombre Cowboy Junkies lo eligieron al azar, ya que se aproximaba una gira.

En 1985 lanzaron su primer disco llamado Whites off earth now!! Cabe mencionar que Margo era muy tímida, jamás había cantado en público, pero eso no impidió que su voz frágil, delicada y melancólica impregnara de belleza cada tema grabado.
1988 fue el año de su consagración al lanzar el mejor disco de su carrera, su obra maestra. El inconmensurable The Trinity Sessions. Una muestra palpable del esfuerzo humano; un claro ejemplo que demuestra que cuando sobra el talento, la imaginación y el amor al arte, se pueden lograr grandes cosas con pocos recursos.

La historia detrás de la grabación es por demás curiosa. Los Timmins persuadieron a los oficiales de la iglesia de la Santísima Trinidad de Toronto para que los dejaran grabar el disco en el interior de la misma, claro que para esto tuvieron que inventar que estaban grabando un especial de navidad para la radio, y pagar $250.00 dólares por sesión.
La grabación comenzó el 27 de noviembre de 1987. La iglesia fue elegida por el efecto natural de reverberación, algo que logró darle un toque muy intimista al álbum.
Todo fue grabado con un solo micrófono; eso, aunado a una limitadísima pero excelente producción por parte de Peter Moore, dio como resultado un álbum cautivador, cálido, intimo, exultante, inclusive aterrador, pero sobre todo muy gozoso.



El álbum comienza de una manera excelente con Mining for Gold, interpretada por Margo Timmins totalmente a capella. Las atmósferas de este himno transmiten una sensación de estar suspendidos en el tiempo sobre una montaña.
Apenas termina esta canción, cuando entra una armónica ejecutada magistralmente por Jeff Bird (mandolina, violín), y el rasgueo sencillo de la guitarra acústica de Michael. Juntos arropan las bellísimas voces de Margo y John Timmins (guitarra, voces de apoyo), y el acordeón de Jaro Czwewiner. Juntos recrean la hermosa Misguided Angel.
El tercer track es un homenaje a Elvis Presley y a la clásica “Blue Moon”. Es una vuelta de tuerca, una mezcla de la original combinada con una nueva canción. El resultado se llama “Blue moon revisited (song for Elvis)”, la cual incluye un gran bajeo circular de Alan Anton.
I don’t get it, es un country oscuro, muy sensual y cabaretero. Una especie de Portishead con sombrero y botas. Enigmático y cautivador. Con una armónica aullante cortesía de Steve Shearer, toques de jazz y un excelente solo de guitarra.
Le sigue a este tema, una revisión de I’m so lonesome i could cry del gran Hank Williams. Una magnífica interpretación minimalista en donde destaca el bajo de Anton, la batería casi imperceptible de Peter, pero sobre todo las guitarras de Kim Deschamps (pedal steel, dobro, slide), y la voz de Margo, cuya interpretación tan sentida y convincente podría hacerte cortar las venas, o al menos llorar tus penas con un vaso de alcohol.
To love is to bury en cambio, es un tema muy tranquilo y evocador, en las que destacan el acordeón de Jaro Czwewiner, el violín de Jeff Bird, y la guitarra slide de Kim Deschamps quien realmente se lució en este disco.
La discreta 200 more miles, es un pequeño himno desapercibido, una joya con tintes oscuros, un tema minimalista en lo que importa más es la letra.
Dreaming my dreams with you es una especie de vals. Toda una belleza, es quizá el tema más luminoso de todo el disco.
Working on a building es uno de los mejores temas. Una especie de jazz rock progresivo, el cual da la sensación de que en cualquier momento va a explotar, pero siempre logran contenerse en el borde.
El track 10, es un cover de Sweet Jane, la famosa composición de Lou Reed; si la original suena muy dulce y festiva, la versión de Cowboy Junkies suena tan triste. Me atrevo a decir que es incluso superior a la de Reed. Esta versión fue incluida en el soundtrack de Asesinos por Naturaleza (Natural Born Killers) de Oliver Stone en 1994, lo cual los catapultó más a la fama.
La penúltima canción es Postcard Blues, otro tema absolutamente minimalista, el cual sólo incluye una armónica por parte de Steve Shearer, una guitarra, y la voz de Margo. Un blues primitivo, totalmente oscuro y aterrador.
Walking alter nigth cierra con broche de oro esta obra maestra. Un blues con todas las de la ley. Si el tema anterior destacaba por su austeridad, este en cambio, está dotado de una rica instrumentación; un gran tema de despedida, un gran finale el cual parece haber sido grabado más que en una iglesia, en un cabaret de mala muerte.

52 minutos de emociones puras capturadas en un pedazo de plástico o vinil. Altamente recomendable para almas solitarias y corazones rotos. No apto para depresivos y suicidas.

CODA

Cowboy Junkies es un excelente grupo. No lo dudo para nada. Ha entregado grandes discos después del Trinity Sessions:
The Caution Horses, 1990
Black Eyed Man, 1992
Pale Sun Crescent Moon, 1993
Lay It Down, 1996
Miles from Our Home, 1998
Waltz Across America, 2000
Open, 2001
In the Time Before Llamas, 2003
One Soul Now, 2004
Early 21st Century Blues, 2005
At the End of Paths Taken, 2007
Trinity Revisited, 2007

Sin embargo, por una extraña razón, su álbum Trinity Sessions los estigmatizó como una banda de culto. Más que bien, llevar este apelativo es un mal que las bandas tienen que soportar. Es algo que los limita, encuadra, encierra; una especia de ratonera, un hámster en una rueda que por más que haga no puede salir de allí.
Aunque tienen el consuelo de una enorme cauda de fans que siempre estarán allí apoyándolos en las buenas y en las malas, comprando todos los discos, y que siempre estarán presentes en todos los conciertos.
Los Cowboy Junkies seguirán haciendo buena música, no lo dudo, como dudo que logren superar un disco excelso como The Trinity Sessions.
Sólo queda apelar a los buscadores musicales que se sumerjan en la discografía cowjunkiesca, que los conozcan, que los disfruten, que los difundan, porque esta banda canadiense es mucho más que una simple banda de culto.
Para terminar, aqui una pequeña probadita para que los disfruen. Cinco excelentes temas, y si les gustan, no duden para nada conseguir el disco completo:


SeeqPod - Playable Search

Atención a todos los fans de los Gatitos, perdón, a los fans de Nacuares, perdón otra vez, fans de Jaguares, para el próximo fin de semana este blog les tiene preparada una agridulce sorpresa así que no dejen de leernos y corran la voz.

lunes, septiembre 01, 2008

NO ESTABA MUERTO, ANDABA EN EL REAL

Pues aquí estoy de nuevo, después de un largo rato sin postear, y es que en estas últimas semanas me quedé sin trabajo, aproveché para irme de vacaciones, me puse a hacer una tarea escolar me impidió subir algún post. Pero lo que importa es que estoy de regreso.

Tengo muchas cosas que contar, pero bueno, las imágenes valen más que mil palabras, así que les dejo una breve reseña de mi viaje a Pachuca. Antes quise irme puebleando: la etapa original era Reynosa-Real de 14-Río Verde-Huayacocotla-Pachuca. Sólo alcancé a llegar a Río Verde, pues al dirigirme a Huayacocotla decidí abandonar el viaje en Huejutla y de allí me dirigí a Pachuca con mis familiares.

El plan original era empeyotarme en Real de Catorce. Iba decidido y preparado para todo. Aunque nunca había estado en Real de Catorce, ese lugar lo conocía al dedillo desde que era un puberto, y antes de que Real sea lo que ahora es. Siempre me gustó la geografía y una de mis revistas favoritas era México Desconocido. Un pequeño reportaje hizo que me enamorara de ese mágico lugar. Y uno de mis sueños era estar ahí.

Había un problema, no quería ir sólo, y no sabía con quien ir. No quería hacer el viaje solo (el físico, pero sobre todo el mental). Tenía miedo, mucho miedo de que me fuera a pasar algo. Invité al Spider, pero es medio miedoso y no aceptó. Total, que invité a Silvestre, alias el Chivis, alias el Pichón, pero el es igual que yo. Ambos somos cristianos, y no es que yo reniegue de la fe (aunque sé que lo que haría estaría mal), pero me gusta experimentar. Era sólo un experimento y mi no me gusta que me cuenten nada, quiero sentir los efectos. Iba preparado, había estudiado con libros y en internet sobre el peyote, sus efectos, la forma de consumirlo. Llevaba música y películas para el viaje.
Le conté al Silvestre sobre mi objetivo y aceptó, aunque no estaba muy convencido, al menos sabía que podía confiar en él.

Pero, para no hacerla larga, una llamada del Jerritz me hizo desistir de mi búsqueda. Jerritz es un veterano en estas guerras síquicas, y al parecer iba a realizar muy pronto un viaje a estas regiones y bueno, mejor me pego con él, y para la próxima prometo ahora si empeyotarme.

Esta es una breve crónica de el primer trayecto: de Reynosa a Matehuala, y de allí pa’l Real.



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Foto 1: Manual del viajero: El imprescindible mapa de la República Mexicana, mis Converses negros, mi Biblia, Caracol mi eterno acompañante (recién llegó de Beijing), dvd’s de Jumanji, El Mago de Oz, Laberinto (con David Bowie), Odisea 2001 y uno de la Pantera Rosa, tres discos de The Beatles, dos de Arcade Fire, dos de Radiohead, el Dark Side of the Moon de Pink Floyd, uno de Portishead y el Contraley de Real de 14, el libro de Naranja Mecánica y uno de Rius sobre las drogas. Aparte muchos mp3’s.
Foto 2: Bienvenidos a Matehuala. Tierra de bicis y motocicletas.
Fotos 3 y 4: Amanecer matehualense.
Foto 5: Mis maletas y yo (tercero de izquierda a derecha).
Foto 6: Túnel El Ogarrio. La entrada a la tierra del Peyote.
Foto 7: Bienvenidos a Real de 14.
Fotos 8, 9 y 10: Real de 14.
Fotos 11 y 12: Yo adentro de una casa antigua embrujada.
Fotos 13 y 14: Rumbo al Pueblo Fantasma. En el camino me encontré dos amables y cariñosos perros realcatorceños.
Foto 15: Antigua mansión del Conde Patula.
Foto 16: Pueblo Fantasma.
Fotos 17 y 18: Real de 14 visto desde las alturas.
Foto 19: El famoso Silvestre Revueltas.
Foto 20: Fin.

Próxima parada: Río Verde.

lunes, julio 21, 2008

ESTA NOCHE FUIMOS INVENCIBLES

Monterrey, Nuevo León. Miércoles 16 de julio del 2008.

Salimos temprano para Monterrey. Dos Caballeros de Reynosa: uno, ingenuamente sabía a lo que se enfrentaría; el otro, aún sabiendo que podría salir derrotado tuvo la osadía de subirse al autobús que lo llevaría a un viaje sin regreso.

Llegamos sin contratiempos a la ciudad del cabrito, y una vez allí había que matar el tiempo ya que nuestros contactos, o estaban trabajando, o estaban durmiendo.
Con el alma en vilo, ya que Laura (Ciudadana Herzeleid) tenía el boleto del Spider, y Luis (Oso Polar), tenía el mío. Pensábamos que nunca llegarían pues Laura dijo que llegaría como a las 6 al centro, y el Oso pues nomás no se comunicaba ni podíamos comunicarnos con él. Para no hacer largo el cuento, casi cerca de las nueve nos juntamos los cinco caballeros: El Spider, Gerardo (Jerritz), el Oso, Laura y yo Hamlet, su servilleta.

Nos lanzamos de volada hacía la Arena Monterrey en el metro, el cual es más bonito y chiquito que su similar chilango.
Hacía muchísimo calor. Se podía ver y palpar la emoción de estar frente a frente a una de las mejores bandas inglesas de rock de todos los tiempos: MUSE.
Si no existiera Radiohead, Muse sería mi banda inglesa favorita, pero lástima, existe la radio cabeza; pero en fin, hay cosas que Muse tiene y los de Oxford no: siendo sólo tres personas, hacen más ruido, tocan más pesado, tocan las fibras más sensibles de nuestra alma, nos elevan al cielo, y de repente nos tiran de golpe a los abismos de la depresión. Algo que también hace Radiohead, pero con la diferencia que Muse lo eleva a la enésima potencia.

Por mi parte, iba más que emocionado, como quinceañera al presentarse en sociedad, o como señorita a punto de ser desvirgada. Imaginaba las fotos de Bellamy y compañía que tomaría con mi nueva cámara (por la cual pasé una horrible odisea y todo para nada), los videos que subiría a youtube para presumir que estuve allí, y sin embargo, un estupido energúmeno lamesuelas que trabaja para la compañía de seguridad de la Arena Monterrey no me dejó pasar la cámara con la que quedaría registro de este gran acontecimiento. Maldito guardia, (siempre los he odiado, ya que vienen siendo como primos hermanos de la policía, siempre tan serviles y arrastrados con sus jefes). Adentro, me daba coraje de que cientos de personas tomaban fotos y videos con sus celulares. No hallo la razón de este sinsentido. ¿Qué diferencia hay entre una cámara y un celular? Aparte de la diferencia de calidad visual, los dos sirven para registrar imágenes. Lo peor de todo, es que ese hecho no me hizo disfrutar al cien por ciento el concierto, y es que algo como esto se convertirá en trauma y lo recordaré sufridamente toda mi vida.

Total, olvidándonos de ese pendejo ojete y sus putos jefes hijos de su reputa madre dueños de la Arena Monterrey, concentrémonos en la música, la música que es lo que salva todo.
Cada quien por su lado. El Jerritz afortunado, le tocó solo en cancha, parado, pero enfrente de los dioses. Por su parte, al Spider le tocó junto a Laura, sepa donde.
Y a lo último, como abortivos, el Oso Polar y yo, su seguro inservidor, en luneta en la sección J, envidiando como muchos posers, trendys, despistados, seudoroquers, estaban hasta adelante.
Por fin, cerca de las 9 40, los dioses se mostraron al público. Cuando veo las siluetas de Bellamy, Dominic Howard y Chris Wostenholme (más un tecladista de apoyo llamado Morgan Nicholls) no puedo creer que esté a unos cientos de metros de unos de mis héroes musicales.
Comienzan con una rola que para variar no conocía llamada Dead Star, al parecer es de un EP del 2002. No me emocionó mucho, pero para la segunda todo cambió, pues New Born, es una de mis favoritas con su introducción de teclado, la cual nos hizo roquear luego luego (aunque el Oso dice que me limité a aplaudir solamente, no me vio agitar la greña, headbangear y brincar en tres rolas, pues estaba tan embelesado, narcotizado, hipnotizado e idiotizado escuchando a Muse), pues New Born empieza tranquilo, para que a los dos minutos se desaten tanto Howard en la bataca, como Wostenholme en el bajo, y Nicholls con unos teclados espaciales.
La siguiente cima fue la electrobailable Suppermassive Black Hole, que de haber estado en piso plano, sin riesgo de caer al asiento de enfrente, no hubiera dudado en ponerme a brincar y saltar como loco.
Después siguió un remanso son la depechemodiana Map of the Problematique. Ahí si me ahuevoné un poco. Pero imagino que todos los pinches fresas han de haber celebrado esta canción.
Siguió otra cima, con la demente Butterfly and Hurricanes, que la verdad fuera de su contexto (todo el álbum Absolution) no sonó tan poderosa como cuando pones todo el disco y las canciones que le rodean.
Sunburn, fue la única canción de su primer disco, Showbizz, la cual es muy poderosa, tipo New Born, empieza calmada con unos acordes de piano, para luego desatar toda la furia.
El primer abismo de la noche llegó con la enorme Feeling Good, la cual siempre me ha parecido muy Portisheadiana, y no se vería mal con un solo de guitarra tipo jazzero cabaretero por parte de Adrian Utley. Bellamy realmente se lució en el piano, y sobre todo en la segunda parte de la canción donde canta con megáfono (o como se llame esa madre).
Por si fuera poco, todavía nos adentró más en los abismos de la locura con la tristísima Space Dementia, la cual me puso la carne de gallina.
La calma vino con una improvisación media mamila llamada Bass Jam, disfrutable, pero realmente imprescindible.
Luego, llegó la cumbre más alta del concierto. Una canción de bajo perfil del Black Holes, hizo que el concierto se volviera inolvidable y mágico. Con esa interpretación valió la pena el viaje, el boleto, el no poder tomar fotos, el estar ahí. Invincible se robó la noche. Realmente me dejó noqueado. La guitarra evocadora, muy pinfloydiana, ensoñadora, combinado con ritmos marciales de la batería de Howard, los teclados atmosféricos, la interpretación suplicante, desesperante, anhelante de Bellamy, todo ello era más que suficiente para dejarte exultante, pero faltaba más, el bajo palpitante de Wostenholme a mitad de la canción, y la pantalla mostrando imágenes desoladoras de marchas, protestas, motines, represiones, golpizas brutales tanto de la policía, y del ejercito, gente oprimida de toda parte del mundo. Todo ello podía hacer quebrar tu alma, rendirte, pensar que la vida no vale nada. Luego el solo de Bellamy, que casi aniquila tus sentidos, un solo muy sencillo, si acaso con unos efectos futuristas, pero que logran elevarte. Lo mejor, la letra, el mensaje esperanzador: Eres único, “no hay nadie como tu en el universo”, no dejes de luchar, aunque “ellos nos derrumbarán”, levántate, “realmente esta noche, podemos decir que juntos somos invencibles”.
¡Sublime!

La magia terminó pronto, porque una de sus canciones más poperas se apoderó del espectro sonoro: Starligth, y miles de fresas cursis aplaudiendo la canción, de hueva.
Las cosas mejoraron con la histérica Hysteria, pero fuera de su contexto no suena tan poderosa. Lo que la salvó fue Bellamy y su guitarra.
Time is running elevó las cosas y dio pasó a la siguiente cima y una de las más esperadas por un servidor. Stockholm Syndrome una de las rolas más pesadas de Muse, y con la que nuevamente puse a agitar mi greña.
Lamentablemente así terminaba el concierto, apoteósicamente y extáticamente. Sin embargo, a pesar de que la gente gritaba, yo sabía que era de ley que iban a salir a hacer un encore, así que mejor me senté por única vez en el concierto.

Dicho y hecho, no tardaron mucho en salir de nuevo. La frenética Take a bow con sus sonidos espaciales y letra sicótica nos elevó de nuevo. Los teclados se clavaban en nuestros oídos inmisericordemente como pistolas de rayos láser.
Plug in baby con su ritmo frenético anunciaba que la felicidad no es para siempre.
Knigths of Cydonia nos confirmó que la felicidad y la tristeza pueden convivir al mismo tiempo. Felicidad porque fue la rola que más esperaba, la única que me hizo brincar. Tristeza porque sabía que sería la última probada de felicidad, porque al silenciarse el último acorde, se acabaría lo real, y de ahí en adelante todo lo que habíamos visto pertenecería sólo a la memoria. Ya no viviríamos ese instante nunca jamás.

La lucha terminaba, los caballeros salíamos vencidos. Por más que nuestros sentidos estaban agotados y embotados, necios y masoquistas queríamos más y más, pero los dioses se fueron, no pueden estar con nosotros para siempre. Nada es para siempre.

Lo que más me duele es que dejaron rolas IMPRESCINDIBLES, que debieron tocar, y todas ellas superiores a cosas como Starligth, Dead Star, o Map of the Problematique.
Por ejemplo:
Falling Down, con su ritmo gospeliano estaba perfecta para un set acústico.
Unintended, igual que la anterior, muy tristísima.
Uno, con su introducción guitarrera (muy thecuriana), esos bajos gordos gordos, y la voz desgarrada y esquizofrenica de Bellamy. Totalmente pesada.
Microcuts, con voz operística desesperante de Bellamy, que recuerda a Freddy Mercury.
Apocalipsis please, rola seminal, perfecta para comenzar un concierto, aterradora.
Sing For absolution. Otra triste y desgarradora. Imperdonable no haberla incluido.
Blackout: una especie de vals espacial (el equivalente de Subterranean Homesick Alien), mejor que un viaje en ácido.
Ruled by Secrecy. Otra radiohediana que va subiendo de intensidad y recuerda a Street Spirit (fade out).
Assasin, poderosa, vertiginosa y muy pesada.
Con esas realmente el concierto hubiera sido mágico y celestial.

Terminando el concierto, me compré una playera. Platicamos un rato afuera de la Arena. El Oso se fue a casa de su mamá (en la Santa Catarina pinporrrón, pinporrón, era hija de un rey, era hija de un reeeeyyy pon pón) donde lo esperaban con leche y pan. Laura sepa a donde se fue. Por su parte, Jerritz nos llevó al Spider y a mí a su casa por San Nicolás en un taxi que recorrió más de media hora, y nos cobró como $60.00 (en Reynosa, un viaje de unos 10 minutos cobran unos $40.00. y ese viaje nos hubiera salido unos $200.00).
Nos desvelamos viendo un dvd de la Cuca que mantuvo felices y emocionados a Jerritz y al Spider (sobre todo por la mamacita que hace un streap tease). Luego una película de terror que se llamaba la Mansión del Terror. Y luego a dormir. Lo que sucedió el jueves ya es harina de otro costal. Saludos.

FEELING GOOD



INVINCIBLE



UNO (de lo que nos perdimos)



RULED BY SECRECY (otra que nos perdimos)







De derecha a izquierda: Jerritz, el Oso Polar, Laura y yo.

De izquierda a derecha: Laura, Jerritz, Oso Polar, y Spider.
De arriba para abajo: Yo, el Oso Polar y Jerritz.


Laura escapando de la policía.



Yo, a punto de ser embestido por un tren.


El Battersea regiomontano.