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lunes, diciembre 29, 2008

GRANDES DISCOS POCOS PELADOS opus 2

GIDEON GAYE (1974)
HIGH LLAMAS






HGM escribió:
Claramente influenciados por el Brian Wilson post Pet Sounds, Sean O’Hagan y sus High Llamas grabaron este su segundo y mejor disco. Para muchos son unos imitadores de los Beach Boys. Para otros, este disco es mejor que el de los Sonidos de las Mascotas. Cada quien puede comprobarlo por sí mismo.

Mejor tema: “Checking in, Checking Out”.

Cuando escuchas por vez primera este disco, o cualquier otro de los High Llamas, pensarías que estas escuchando un disco perdido de los Beach Boys.
Sin embargo, Gideon Gaye fue grabado no en los lejanos 60, sino en plena efervescencia grunge, en 1994.

Aunque nominalmente los High Llamas son un grupo, en realidad se trata de un proyecto personal de Sean O’Hagan, quien en cada disco se hace acompañar de grandes músicos e instrumentistas.
Cuando formó los High Llamas, O’Hagan ya tenía un gran camino recorrido en algunas bandas subterráneas londinenses. Fue hasta 1994 cuando lanzó su debut Gideon Gaye, el cual fue aclamado unánimemente por la prensa y el público.

Posteriormente ha lanzado otros discos (el más reciente Can Ladders del 2007). Todos ellos han recibido muchas comparaciones con la obra de los Beach Boys y de Brian Wilson.
Sean siempre ha negado esto, y cita como su mayor inspiración al compositor Burt Bacharach; aunque no puede ocultar lo evidente, toda su obra está salpicada de referencias, guiños, reminiscencias e influencias de The Beach Boys, en especial de los álbumes Pet Sounds, Wild Honey, Smiley Smile, Surf’s Up y el SMiLE.

Gideon Gaye es considerado su mejor disco, aunque todos sus discos son muy elaborados, trabajados y ambiciosos.
Este disco en particular, evoca las atmósferas, el tiempo, una época en particular: La de los Beach Boys. Allí están las armonías hermosas, las sofisticadas melodías, orquestaciones, producción elaborada, y un gran énfasis en los teclados.
El disco en particular es excelente, dejando a un lado las comparaciones.

A favor: Muchos dicen (entre ellos un servidor), que este disco es superior al Pet Sounds. Es cierto, pero con la desventaja de que Brian Wilson y compañía grabaron su disco hace 41 años, y el que pega primero pega dos veces. Si no existiera el Pet Sounds, Gideon Gaye tampoco existiría.

En contra: Otros dicen que Sean O’Hagan es un simple imitador. Es cierto en parte, pero trasciende la etiqueta de simple imitador, porque tomando elementos del pasado los ha sabido traducir al presente. Su pecado es hacer muy evidente sus influencias y admiración por Brian Wilson, está muy obsesionado.

En cuanto al disco, destacan las armonías vocales de “The Dutchman”; “Giddy and Gay” es de lo mejor del disco, aunque su introducción de teclado te hace recordar a “California Girls”, y la forma en que terminan está canción parece haber inspirado a los Tacubos en su “Metamorfosis” (Mera especulación). “Checking in, Checking Out”, es otra de las alturas, aunque aquí la inspiración parece venir más de The Byrds que de los chicos de la playa; “The Goat looks on” tiene la misma introducción que “Let’s get away for a while” del Pet Sounds. “Track goes by” llega al límite del exceso, con un kilométrico solo de flauta de casi diez minutos.
En fin, este disco es más que recomendable, no apto para prejuiciosos y sí para amantes de los sonidos beachboyianos; pero, mejor sumérjanse en toda la discografía de los High Llamas, y con este fan de closet, obseso de Brian Wilson.

Mejor tema según yo: “Giddy and Gay”



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TRB TWO
TOM ROBINSON BAND (1979)






HGM escribió:
Aunque opacado por el disco debut de este cuarteto de punks-gays o gays-punks hiper politizados, el segundo opus es un trabajo lleno de frescura, provocaciones y diversión. Tom Robinson fue un músico con un muy especial joie de vibre y eso se nota en su forma de tocar y cantar.

Mejor tema: “Law and Order”.


Mezclen en una licuadora los siguientes ingredientes punks: la intelectualidad de los Talking Heads, la técnica cerebral de Television, la poesía transgresora de Patti Smith, la irreverencia y rebeldía punk de los Sex Pistols, un poco de desmadre y diversión de los Ramones, y por último, un poco de activismo político y los momentos más pop de The Clash. El resultado es un sabroso, sensacional, delicioso y nutritivo disco punk titulado TRB TWO.

La Tom Robinson Band fue un grupo de punk británico formado en el año de 1976 por el compositor, bajista y extraordinario cantante Tom Robinson.
La formación más clásica de esta banda estaba conformada por Robinson en la voz y bajo, su viejo amigo Danny Kustow en la guitarra, Mark Ambler en los teclados y Brian “Dolphin” Taylor en la batería.

En 1978 tuvieron gran éxito con su excelente debut Power in the Darkness, que fue bien acogido por la crítica y el público. Este álbum alcanzó el número 4 en los charts británicos; asimismo, la banda fue votada como “Mejor Banda Nueva”, y “Mejor Banda Londinense” en 1977.
Sin embargo, Mark Ambler decidió abandonar el grupo siendo sustituido por Ian Parker.

Para la grabación de su segundo álbum TRB TWO, escogieron como productor al famoso compositor y cantante Todd Rundgren, quien fue sugerido por Taylor.
Cuenta la leyenda que la banda no se ponía de acuerdo sobre que canciones incluir en el álbum, así que por decisión de todos dejaron que Rundgren fuera quien eligiera las rolas. Todd escogió dos temas que a Taylor le disgustaban, Brian les dijo que prefería irse de la banda antes que tocar esas canciones, así que se fue. Al otro día, llegó como el perro arrepentido con la cola entre las patas, pidiendo perdón y otra oportunidad para reintegrarse a la banda. Robinson fue tajante, no se andaba con jueguitos y lo mandó a freír espárragos.
Preston Herman fue el encargado de los tambores en lugar de Taylor en las sesiones de grabación, pero nunca se unió a la banda. Charlie Morgan, baterista de Kate Bush, y por 15 años de Elton John fue el sustituto de Taylor.
Sin embargo, por desgracia Kustow abandonó la banda, y ese fue el fin triste y la disolución de este excelente grupo.

Sobre TRB TWO, el álbum no tiene desperdicio alguno. 11 tracks conforman este plato repleto de rock, punk y mucha energía.
Destacan cortes como la abridora “All Rigth, All Nigth”, con un gran solo de guitarra y de teclado; “Let My People Be”, es enérgica y bailable, con unos coros que se parecen a la discotequera “Dance, Honey Bunny Dance” de Penny McLean, pero súper agresivos; la enigmática y semi bluesera “Blue Murder” (remite a Police); la rítmica y garagera “Sorry, Mr. Harris”; la maravillosa “Law and Order”, que remite a The Kinks y a Queen; y “Days of Rage”, un punk popero que hace recordar a The Clash.
Deben escuchar este disco, os juro y conjuro que no se arrepentirán.

Mejor tema según yo: Está difícil decidir, pero en tercer lugar “Days of Rage”, en segundo lugar “Law and Order”, y en primer lugar “Let My People Be”.








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* Por último, quiero informarles a todos que añoran, o que han oído hablar de La Mosca en la Pared, pero nunca la han leído, o los que la han leído pero les faltan números para completar su colección, o a todos aquellos que se dicen amantes o conocedores del buen rock, ando vendiendo mi colección de La Mosca Especial. Y para los ñoños, y nerdos, también vendo mi colección de revistas de Mad. Interesados favor de hacer contacto por Mercado Libre en los siguientes links para más información:


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domingo, noviembre 23, 2008

GRANDES DISCOS POCOS PELADOS opus 1

INTRODUCCION

A partir de hoy, y como ya es sana costumbre en este blog, cada que me de la regalada gana (y sobre todo, tenga tiempo y lana) escribiré un post acerca de grandes discos que desafortunadamente o están en el olvido, o fueron despreciados en su época, o no se les dio la promoción adecuada, o fueron opacados ya sea por la sombra de algún disco del mismo artista, o por la época que le tocó salir.

Quiero aclarar que se trata de cien discos. Todos ellos fueron publicados en la edición número 100 de la revista La Mosca en la Pared, bajo el titulo de 100 GRANDES DISCOS (que jamás has escuchado). En unas cuatro páginas nos aventaban una serie de discos, la mayoría desconocidos, con sus portadas y una pequeña reseña.
No tenía el titulo del autor del mega articulo, pero, quiero imaginar en base a conjeturas (la forma de escribir, los discos reseñados, mis dotes detectivescas…) a que el autor fue el director Hugo García Michel.

Así, en cada entrega publicaré dos discos ahí reseñados. Cada post vendrá acompañado por la portada del disco. El texto original publicado en La Mosca (con letra azul), y una reseña de mi propia cosecha. Ambos textos, el de La Mosca, y el mío contaran con lo que consideramos sea el mejor tema del disco en cuestión.
Los discos contarán también para deleite de los pránganas y de los que quieran adentrarse en la música del disco y del artista, con un link para su descarga gratuita siempre y cuando sea posible, al igual que un video en you tube.

Pues espero estén al pendiente desde este número para no andar repitiendo la misma perorata en cada entrega. Por lo pronto hoy inauguramos esta sección con el buen Frank Zappa y Jefferson Airplane.

THE MAN FROM UTOPIA (1983)
FRANK ZAPPA




HGM escribió:
Un disco menospreciado por la crítica y sin embargo, otra obra genial del gran Zappa. Ironía salvaje, música contundente, experimentaciones con formas libres de instrumentación, piezas narradas, imaginación desbordada. Un cóctel de típicas maravillas zappianas en un álbum que urge revalorar.
Mejor tema: “The Dangerous Kitchen”.

Ciertamente se trata de un disco poco conocido en la larga discografía zappiana, y aunque tampoco está entre lo mejor de su obra, se trata de un gran trabajo que deja complacido y satisfecho a todo aquel que se aventura a escucharlo.
Aquí se encuentra un breve compendio que sirve como introducción al que quiera iniciarse en la obra del buen Zappa.

Grabado en el periodo mas hard rockero del bigoton de Baltimore, sin embargo, el álbum sólo contiene dos canciones de este tipo, digamos “convencionales” (una palabra que no existe en el vocabulario zappiano): “Cocaine Decisions” y “Stick Together”.
Lo demás es pura ironía y humor acido. Hay piezas instrumentales como “We are not alone”, “Moggio” y “Tink Walks Amok”, con un excelente trabajo de bass a cargo de Arthur Barrow (les apuesto a que el buen Alonso Arreola ha de haber escuchado este disco más de una vez, sino chequen su proyecto LaBa)
El álbum está lleno de improvisaciones y experimentaciones; canciones mitad habladas-mitad cantadas improvisadamente, como las locuras geniales de su primer disco de 1966 Freak Out! (sobre todo “The Return of the Son of Monster Magnet”). Las rolas en cuestion son “The Radio is Broken”, “The Dangerous Kitchen”, y ese maravilloso free jazz que es “The Jazz Discharge Party Hats”.
El titulo del álbum proviene de una canción de los 50, escrita por Donald y Doris Word, de la cual Zappa (re)hizo un excelente cover al que tituló “The Man from Utopia meets Mary Lou”.
Hay tan bien un homenaje-parodia al doo woop, género del que Zappa era un gran admirador, en la tierna y genial rola “Luigi & the Wise Guys”.

Como datos adicionales: Aquí participa por segunda ocasión en un album de Frank Zappa, el virtuoso Steve Vai encargado de “las partes imposibles de guitarra”.
También cuenta con la colaboración de otro virtuoso, el gran Vinie Colaiuta en la batería.

La portada del album corrió a cargo del artista italiano Tanino Libaratore. En ella apreciamos una ilustración de Frank Zappa en un escenario tratando de matar unos mosquitos.

The Man From Utopia. Un gran álbum. Aunque con la musica de Zappa sucede que no se puede clasificar. Si te gusta, te gusta y ya.
La musica de Zappa es para disfrutarla, y no para entenderla. Eso es labor de críticos, musicólogos y ociosos.
Mejor tema según yo: “Luigi & The Wise Guys”.

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BARK (1971)
JEFFERSON AIRPLANE





HGM escribio:
Otro de esos grandes discos despreciado a pesar de su valor intrinseco. Uno de los trabajos más oscuros de Jefferson Airplane y, por lo mismo, uno de los que ofrecen mas posibilidades de descubrimientos y hallazgos. Irregular si, pero con memorables momentos olvidados.
Mejor tema:
“Third Week in the Chelsea”

Después de dos excelentes discos, el oscuro y ominoso Surrealistic Pillow (1967), piedra angular de la sicodelia, y Volunteers de 1969, Jefferson Airplane volvía a la carga con un disco discreto, irregular, incomprendido, al que muchos críticos tacharon de malísimo, y hoy se considera mediocre en la discografia de este grupo californiano.

Si bien es cierto que Bark no cuenta con la fortaleza de sus predecesores, este álbum es una pequeña joya muy disfrutable en varios cortes, y algunas cimas.
Quizá se deba al hecho de que el grupo estaba en una etapa de transición. Marty Balin, fundador del grupo, y el baterista Spencer Dryden abandonaron el aeroplano. Dejando como pilotos de la nave a Grace Slick alias la "Engracia Esliquia" (Jose Agustin dixit) y a Joma Kaukonen. Agregándose nuevos tripulantes, Papa John Creach, violinista fuera de serie y el baterista Joel Covington.

Bark tiene todo el sello distintivo del sonido Jefferson Airplane, pero carece de algun tema clasico, ese hook como lo fueron en su momento “White Rabbit” y “Somebody to Love”.

Eran otros tiempos, el crudo despertar del sueño hippie, y eso se ve reflejado en el espíritu del disco.
A pesar de ello, el disco tiene grandes momentos memorables como la muy roquera “Feel so Good”; la calma e introspectiva “Crazy Miranda”; “Pretty as you Feel” con unos ecos lejanos muy tropicalosos, santanescos y jazzeros; improvisación pura en la instrumental sureña “Wild Turkey” (con el violín de Papa John Creach enloquecido), la roquera y rítmica “Rock and Roll Island”; “Third Week in the Chelsea” es una bella balada folk, con aires de Simon & Garfunkel; “Never Argue with a German if you Tired” es lo más cercano a la sicodelia, en especial por esos teclados oscuros y atascadisimos; “Thunk” es luminosa y sobresale por un excelente juego de voces, con excepcion de la introducción pianistica, todo el corte es totalmente a capella.

Bark es un disco muy variopinto. Vale la pena escucharlo repetidamente, sin prisa, escudriñando cada sonido, cada acorde, cada nota, cada silencio, cada instrumento, cada frase, cada resquicio, cada recoveco. Al poco tiempo sabras apreciar esta pequeña gema.
Mejor tema según yo: “Thunk”.

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jueves, septiembre 25, 2008

BLUE CHEER: VINCEBUS ERUPTUM



“El rock and roll es un 10 por ciento técnica y un 90 por ciento actitud. Si tocas una sola nota con la actitud adecuada, causará un efecto mayor que sesenta notas sin actitud alguna”.
Dickie Peterson

Blue Cheer era el nombre de un famoso detergente norteamericano; con el tiempo, el nombre fue adoptado para bautizar un poderosísimo ácido (LSD), y más tarde, fue usado para nombrar una banda de rock de San Francisco, California.
Mejor nombre no podrían haber escogido, ya que la música y el sonido que emanaban de sus voces e instrumentos eran potentes, poderosos y atronadores como el mejor de los ácidos.

Es sorprendente que a más de 40 años de haber sido grabado Vincebus Eruptum, su álbum debut, suene hoy en día tan fresco, potentísimo, y ruidoso que muchos discos de rock actuales; y lo más asombroso es que éste disco fue grabado y ejecutado por sólo tres personas, que sin embargo sonaban como un ejército de locomotoras descarriladas.
Los autores intelectuales de tales proezas eran Paul Whaley (batería), Leigh Stephens (guitarra), y Dickie Peterson (Bajo y voz).

En enero de 1968 debutaron con Vincebus Eruptum, un álbum fuera de serie, fundamental, seminal, y sobre todo influyente para la gestación y el desarrollo del futuro Heavy Metal.



¿Cómo definir el sonido de Blue Cheer? Nada había parecido a Vincebus Eruptum. Sonaba más pesado, chillón y extremo que cualquier otra grabación.
All Music lo define de manera precisa y certera: “Vincebus Eruptum es un power trio grabando con actitud punk explorando el blues a través del heavy metal”.
Otro término que me encantó fue el que un crítico dio a su música: “Una profanación”.

Y es que al escuchar el disco se da uno cuenta de la limitada capacidad técnica de Blue Cheer; como destrozan sin piedad por ejemplo, Summertime Blues, ese rocanrolazo del gran Eddie Cochran. Hablo de destrozarlo y profanarlo en el buen sentido del término: dinamitarlo, quitarle su frezes, ser irrespetuoso con el tema, y no una simple calca, ¡y vaya que lo hicieron!
Muchos han versionado este tema, lo han hecho pesado, y han salido bien librados. Allí están por ejemplo la versión de The Who en la Universidad de Leeds, el de Humble Pie (una banda injustamente olvidada) en su excelente álbum Smoke, o la versión de los Beach Boys, o esa joya del gran Marc Bolan; pero, aunque todas son excelentes versiones, ninguna como la de Blue Cheer, quienes tienen el descaro de robarse el riff inicial de Foxy Lady de Jimi Hendrix para el principio de Summetime Blues.

Asimismo se avientan un clásico del blues, Rock me baby del gran B.B. King. Sin dejar de ser blues, está canción suena tan pesada y sicodélica que significó un puente transicional entre el blues y el heavy metal.
Dr. Please, es una rola hipnótica, llena de distorsión, sucia y demoledora, que al igual que Out of Focus, son tan potentes que en su momento hicieron volar la mesa de mezclas. Tal vez no logren volar las bocinas de tu estereo, pero si le subes todo el volumen a las tres de la mañana puede que te conviertas en el más odiado del vecindario.


Parchment Farm es otro cover, original de un jazzero llamado Mose Allison. Una alucinación sicodélica, sacudidora, y sobre todo excitante y aturdidora.
El álbum termina magistralmente con la hiperquinética Second Time Around. Óigase la voz desgarrada y desafinada de Dickie Peterson, la guitarra rítmica y frenética, y esos solos de Leigh Stephens, y la batería restallante de Paul Whaley.
Lo mejor es el solo de batería que da paso al bajo de Peterson, y luego un gran solo ruidoso, cortante y feedbackiento de Stephens.

Podrían tocar de la patada, pésimos, horribles, ruidosos, desafinados, etc., pero no hay duda alguna sobre su actitud cien por ciento rocanrolera. Blue Cheer era una banda real tocando rock and roll.
Y Vincebus Eruptum, es un álbum que así nada más, siendo provocador, valemadrista, juguetón llegó a ser inspirador y padre del heavy metal.

Nota final: los de Blue Cheer hicieron otros grandes discos, en especial el Outsideinside (agosto 1968). Sin embargo, a lo largo de su carrera tuvieron múltiples cambios de personal y de nombre. El único integrante original que permaneció en todas las alineaciones fue el bajista y cantante Dickie Peterson.
Afortunadamente, el año pasado Blue Cheer resucitó nuevamente con dos miembros originales, el eterno Paterson, y el baterista Paul Whaley; juntos crearon uno de los mejores discos de heavy metal del año pasado, el poderoso What doesn’t Kill you. Un álbum atronador, sicodélico, pesadísimo, que viene a demostrar que el talento, energía y poderío de este par de compadres no ha sufrido mella alguna, y que el tiempo los ha vuelto más mejores todavía.

What doesn’t Kill you, no dejen de escuchar y disfrutar este gran álbum que merece una mención especial por esa portada tan excelsamente alucinante.



AQUÍ podeís bajar el Vincebus Eruptum, y...

ACÁ el What doesn't kill you.

Links tomados del blog ROCK AND ROLL JUNKYARD