viernes, febrero 03, 2006

EL DÍA QUE LA MÚSICA MURIÓ

“You’re miss me, early in the morming, one of these days, oh yeah”.

A LA MEMORIA DE CHARLES HARDIN HOLLEY (BUDDY HOLLY)
(7 de septiembre de 1936 – 3 de febrero de 1959)




Esto sucedió hace tiempo, hace ya muchísimo tiempo. Aún lo puedo recordar como sí yo hubiera estado ahí, pero lo cierto es que faltarían décadas para mi debut en este planeta.
Y la verdad, mi querido Buddy, con el paso del tiempo veo que estás injustamente olvidado, menospreciado, despreciado. A pesar de que para mí y para muchos otros grandes músicos tú eres el verdadero Rey del Rock and Roll. Un rey sin corona. Tú estás por encima de Elvis Presley y de Chuck Berry. Tú influencia, aunque silenciosa y discreta ha tocado a más de uno.

Así te veo en los lejanos 40 aprendiendo a tocar el piano, el violín y la guitarra, este último instrumento del cual te enamorarías completamente.
Luego, con tus amigos de la cuadra en los lejanos 50. Haciendo tus pininos en el mundo de la música. Eran los tiempos de gestación del Rock and Roll.
Los veo los fines de semana, ensayando y tocando sus instrumentos en el garage de tu casa de tu natal Lubbok, Texas. En ese entonces (y ahora) lo más cool era tener tu banda, tu conjunto con el que podías conseguir notoriedad en el pueblo, tocar en las iglesias, en la prepa, en fiestas, bodas, quinceaños… y de paso, ver como las morritas más lindas (y las feas también) del pueblo te siguen, te aman.
Eres la imagen viva de un Rockstar. Como tus ídolos Bill Halley, Chuck Berry y Elvis Presley. Sobre todo Elvis Presley.

Al Principio estabas en una onda media country, muy rancherona. Con tus amigos entraste al estudio de grabación y de allí saliste muy contentote con tu copia de “That’ll be the day”. La Decca te la compró. Pero aunque la rola estaba muy chida no pegó. Le faltaba ese punch, esa chispa que sólo el rock puede dar.

No te desilusionaste. Tu talento y persistencia eran más que evidentes. De pequeñas tocadas pueblerinas pasaste a ser telonero ni más ni menos que del gran Elvis “la Pelvis” Presley.
Ahí se te abrieron los ojos de la percepción. Enterraste tu pasado rancherón y le diste la mano al rocanrol.
Volviste a grabar “That’ll be the day” con tu nuevo grupo The Crickets. Sólo que ahora en versión rock. A partir de entonces nació lo que estabas predestinado a ser. Un estrella del Rock and Roll. La primera leyenda de este género.

Ahora te veo en la cumbre. Viviendo la fama. Las chavas de todo el país te adoran, te aman, se desmayan por ti, te piden autógrafos, llenan tus conciertos, compran tus discos, tiene sus paredes tapizadas con tus posters.

Pero no todo era “That’ll be the day”. También llegaron otros rocanrolones como “Peggy Sue”, “Early in the morning”, “Not fade away”; “Rave on”, “Maybe baby”, “Oh, boy”, “It doesn’t matter any more”, “Think it over”...
Desgraciadamente tus amigos te empezaron a envidiar. No tuviste más remedio que mandarlos a la goma. Allá se fueron tus amados Crickets junto con tu productor Norman Petty.

Ahora, solo y no mal acompañado te lanzaste a la famosa gira Winter Party Dance Tour. A pesar del frío y de la nieve, esa gira era un autentico éxito. Eras la estrella de ella junto con los también grandes Big Bopper y Ritchi Valens (sí, el de La Bamba).
Huyendo del frío, ya que el autobús que los llevaría a la siguiente parada llevaba descompuesta la calefacción, y por lo peligroso que resulta viajar en autobús con nieve en la carretera (ya vez lo que le pasó al gran Cliff Burton de Metallica) decidiste contratar una avioneta (Una Beechcraft Bonanza, Number N3794P). Se rumora que el avioncito llevaba el nombre de “American Pie”.
Así que invitaste al Gran Brincotes a subir al avión y sellaste su suerte y su entrada al panteón de la inmortalidad. Quedaba un asiento. Ritchi Valens echó un volado con otro artísta para ver quien lo ocupaba. El destino quizó que Valens ganará y con esto dictó su sentencia de muerte.
El piloto de la avioneta dadas las malas condiciones del tiempo perdió el control y cayó cerca de Clear Lake, Iowa, cuando se dirigían a Fargo. La muerte de los tres les dio la entrada automáticamente a ser las primeras leyendas del Rock and Roll.

Entonces, aquel nefasto y a la misma vez glorioso día. 3 de febrero de 1959. Ese día moriste tú. Y también la música murió.

Nota: Para mañana les tendremos el legado y la influencia que la música y el look de Buddy Holly tuvo sobre otros grandes artístas, y también la creación de La Banda del Club de los Corazones CuatroOjos del Sargento Buddy Holly. No sé lo pueden perder por este mismo bloggercanal, siempre al servicio de la cultura.

3 comentarios:

Ana dijo...

¡Hey! ¡Qué chido todo esto que escribes de Buddy Holly (y cómo lo escribes). Estoy de acuerdo...no se le ha dado el crédito que merece ¡maldita sea! Tu texto me gustó mucho, de hecho hasta esbocé un par de sonrisas mientras lo leía. Y yo se quién es uno de los que adoptó el look tipo Buddy Holly: el vocalista de Weezer…jajajaja

Por otro lado, pero teniendo que ver con todo esto, te confesaré que yo colecciono versiones de la canción de “That’ll be the day”.

Saludos :)

Hamlet dijo...

Ana, no imaginaba que te gustara Buddy Holly. Que bueno que te haya gustado lo que escribí y que te haya llegado al corazón.
En mi nuevo post está la segunda parte en la cual escribo acerca de varios artistas influenciados por Buddy Holly, entre ellos el vocalista de Weezer. Saludos.

Cazador de Tatuajes dijo...

Mueren tres roqueros ¿nace una leyenda?