“No entiendo a la cerveza, sabe a madera”
Björk
Ni yo tampoco la entiendo ni a las demás bebidas alcohólicas. De hecho, hace poco hice un comentario en un post de Karina: Ved aquí
, y ella respondió con un post dedicado a mí: Checad acá .
Este post no es una respuesta al post de Karina. Es simple y sencillamente una forma de exponer mis “razones”, por las cuales no tomo alcohol, café, ni fumo cigarros, ni mota, ni nada de nada.
Antes que nada quiero contarles acerca de mi (poca) experiencia con las drogas y el alcohol:
Cuando era niño, veía a mi padre tomar con sus amigos en mi casa: Normalmente eran los sábados no muy tarde, mi padre llegaba con el Tolín (mi hermano le dijo una vez al Tolín, con una voz tan inocente y tierna: “Mira una mariposa”, y señaló al cielo; El Tolín miró al cielo y mi brother le contestó: “Toda la gente esta babosa”), la “perrita” Robert, Crisanto (un vato que hablaba bien cura), el Reyes, y uno que otro colado.
Las cervezas que rolaban, o chelas como les llaman en el sur eran Tecate, Carta Blanca, Superior, y a veces XXX, XX Lager, Brisa (¿Todavía existe?), Sol, y otras mundialmente desconocidas.
Nunca los vi peleando, y en cambio muy alegres, sociables, amigables, y contentos, jugando baraja, o dominó. Uno que otro decía incoherencias, o se empezaban a abrazar y a juntar sus cabezas de un modo medio jotolón, pero de ahí no pasaban. Solamente recuerdo una ocasión en que mi padre llegó bien briago a la casa y dos amigos lo traían cargando y lo dejaron recostado en el sofá, muy vaciada esa escena.
Me llamaba la atención eso de la cerveza y a veces me tomaba clandestinamente las sobras de mi papá, y en algunas ocasiones mi papá mismo me daba a probar. El sabor era amargo, no muy fuerte, pero tampoco algo agradable. Y si no la seguía probando era por mi edad, no me daban permiso, y más después por mis creencias que aunque no prohíben absolutamente nada, y de que tenemos libre albedrío, pues nomás no encajan con las mismas.
Bien, antes por lo menos ya me habían dejado tomarme mi primera cerveza Tecate, la cual no me emborrachó, no me disgustó, pero tampoco era algo que me haya gustado. Simplemente fue una emoción excitante de probar algo que nunca había probado.
En cuanto a otras bebidas, en las fiestas como de Nochebuena o Año Nuevo pues ahí se consumían bebidas más fuertes como Brandy, Whisky, Ron, Vino, Champagne, Sidra.
En esas ocasiones me daban sidra, la cual la verdad la sentía muy dulzona y muy inofensiva, pero pues mi madre más después ya no quería que en esas fiestas tomáramos nada de eso.
A veces a escondidas, sacaba las botellas de mi padre: que el Brandy Fundador, que el Veterano, que el Padre Kino (¿Todavía existe?), que el Ron Bacardí, que el Presidente.
A excepción del Padre Kino, lo demás era demasiado fuerte, me quemaba la boca y terminaba por escupirlo. Lo peor es cuando se me ocurría hacer mis mezclas y me las tomaba por experimentar. Afortunadamente nunca pasó nada grave más que un simple mareo.
Paso el tiempo, y ahora más inmerso en los asuntos de la iglesia y viviendo en un ambiente cristiano, pues el alcohol pasó a un plano invisible e inexistente. Nunca me volvió a llamar la atención.
En la adolescencia probé por vez primera el cigarro. Antes había probado uno a escondidas que le robé a mi padre una vez que se emborrachó.
Pero en la secundaria fue diferente. Creo que todos entramos al vicio al mismo tiempo. Yo, por cortesía de un amigo llamado Juan Gabriel que fue el que me indujo, e hizo que mi dinero que no me gastaba y que yo ahorraba para mis revistas (Ya era un nerd que le gustaba comprar Mecánica Popular, y Mad), se lo diera para comprar unos cigarros americanos que costaban un dineral, pero te daban más caché ante los demás. Así, compramos unos Saratoga, y unos More.
No recuerdo la primera vez que fume. Me imagino hice el ridículo, pero por pena, y por borreguismo pues todos los demás lo hacían, pues yo también estaba ahí. Hasta que al poco tiempo fui enganchado.
Ya no necesitaba que alguien me comprara cigarros, yo mismo lo hacía.
Me acuerdo una vez que el Juan Gabriel me regaló unos puros que su papá había llevado a su casa por un bautizo, o algo así.
Me los fumé tranquilamente en mi casa. Debajo de mi casa había como un jardincillo y una especie de cobertizo en donde teníamos una puerquita que más adelante mi abuelito haría carnitas, pese a nuestros lloridos. Allí me escondía y quitado de la pena, con mi mamá allá arriba sin darse cuenta me los fumaba.
Al poco tiempo, ya no me daba vergüenza fumar. Lo hacía en la escuela cuando no había ciertas clases, y después lo hice sintiéndome muy importante nada menos que en la calle, mirando retadoramente a los adultos, sintiéndome uno de ellos.
Había pasado casi un año fumando casi todos los días, e ingeniándomelas para que no me descubriesen. Ni siquiera sé como es que deje ese vicio.
Sólo recuerdo que en ese entonces tenía otro vicio: Los Videojuegos. Ellos fueron parte de mi perdición, de mi bajo rendimiento escolar. Me empecé a salir de la escuela, y me iba con el Juan José de Jesús (el mismo del cuento aterciopeludo: El Hijo Europeo
All Tomorrow Parties
Una Madriza inolvidable ), el Al (Americanista de cepa con una banderota ridícula afuera de su casa), y el Hugo (primo de Juan José, pornográfico, huevón, y el número uno en faltas, los maestros ni lo conocían) a las maquinitas, a las chispas, o como quieran llamarle. Nos íbamos a un lugar llamado Galáctica, en donde además vendían unos ricos helados.
El dueño del lugar ya me conocía y me quería mucho, me decía “Chiquilín” (no se burlen).
Una vez mi mamá fue a buscarme a la escuela, pero yo estaba en Galáctica. Aurelio le dijo donde estaba yo, en venganza porque una vez su papá fue a la escuela y los maestros le dijeron que era bien desmadroso, relajiento y burro. El gandalla se lo cinturoneó delante de todos, y yo le estaba de lejos haciendo burla. Por eso, pensando que mi mamá me iba a hacer lo mismo la mandó a las chispas.
Mi mamá llegó y le dijo al señor como era yo. Rápidamente supo que era yo, ya le dijo que estaba allí. Estaba yo embobado con el Pac Man cuando veo que alguien se pone atrás de mí. Era mi madre. Terminé de jugar. Le aventé un choro, y me libre del castigo.
Una vez el señor de las chispas me vio fumando, y me empezó a decir que eso no era bueno. Total, me hizo sentir tan mal, y su rollo fue tan efectivo que esa fue la última vez que fumé.
Volvamos un poco a las bebidas. En la secundaria me aventaba mis Caribe Cooler, las cuales me gustaban, pero pues no me envicié.
Ahora, va algo personal. Y esto es un trauma que aún me duele mucho. Mi padre nos dejó. Es una vergüenza, pero debo de confesarlo. Mi familia es una familia desintegrada y disfuncional.
Mi mamá, más adelante cometió el error de juntarse con otro hombre, el cual resultó alcohólico, machista, estupido, golpeador. Bueno, quizá más adelante cuente este triste capítulo de mi vida.
Por el momento quiero decir que gracias a ese estupido abomino el alcohol, y el cigarro. Detesto tanto el cigarro, que no aguanto para nada el simple olor. No puedo estar cerca de alguien que fume. Me enferma, me trauma, ya que durante meses eso es lo que tenía que oler a fuerza todos los días.
Aquí termina mi historia con el cigarro. No le hallo sentido meterle humo contaminante a mi cuerpo.
De nuevo a la cerveza: En la juventud me volví un hombre de renacimiento por así decirlo. Leía publicaciones científicas de a montón, y algo que me llamaba la atención, es que todo es bueno, sin exceso, hasta el vino y la cerveza.
El Vino es bueno para la salud como ustedes saben. Una copa al día es benéfica. La cerveza es refrescante, y de hecho, es más saludable y refrescante tomarse una cerveza en un día caluroso que un refresco.
El problema radica en el exceso, al cual tengo miedo de caer en él, y al cual no le hallo sentido.
Antes quiero decirles que hace un par de años, una vez que mi mamá se encontraba fuera de la ciudad, abrí el refrigerador y me encontré una Miller Lite. ¿Qué hacía esa botella ahí? No lo sé. La destapé y me la tomé. Me agradó y no sentí nada. Hacía calor y me gustó. Pero hasta allí. No me desagrada la cerveza. Pero tampoco me dan ganas de tomar, no es algo que me quite el sueño, y creo que estoy bien así.
Bueno, lo que quiero dar a entender es que entiendo a la cerveza como algo refrescante y agradable para quitar la sed, como cualquier otra bebida. Por ejemplo: me tomo dos tres vasos de agua fría si hace mucho calor, o unos dos refrescos, o alguna bebida de frutas. Lo mismo haría con una cerveza, me tomaría una o dos. O sea, para mi sería una necesidad, porque tengo sed, y aparte sería algo agradable, agradable como el agua de horchata que me gusta de a montón, pero por mucho que me guste no me echo más de unos tres vasos.
No entiendo que alguien ande pensando en salir del trabajo y tomarse unas cervezas si no tiene sed. No entiendo que tomen hasta emborracharse, hasta dañar su cuerpo, hasta hacer estupideces e incoherencias. Eso yo no lo entiendo. Lo veo muy infantil y estupido.
Ahora bien, a mi no me gusta que me cuenten. Soy una persona que me gusta explorar todo lo nuevo, conocer cosas nuevas, escuchar de todo tipo de música, comer comidas que nunca he probado, y probar de todo en cuestión de bebidas. Creo que al haber probado de todo, tengo derecho a escribir sobre de ello. Ya yo decidiré si sigo con mi descubrimiento, si lo adopto o lo desecho, y eso es lo que he hecho.
Me gusta experimentar, y bueno. Hace poco me compré una botella de vino. Era tan neófito en cuestiones etílicas que no sabía que tenían corchos. No podía abrirla por no tener un sacacorchos. Tome un cuchillo puntiagudo y así fue como la pude abrir.
Me la acabé en dos sesiones de dos días. No sentí absolutamente nada. Aunque debo aclarar que antes de eso, yo idealizaba el vino, y pensaba que debía comer como todo europeo, con una copa de vino, pero al probarlo, deseché la idea. Quizá haya sido el vino, o no sé, pero el chiste es que me desagradó.
Hace poco, una amiga llamada Gisela fue a Oaxaca. Le encomendé que me trajera tres cosas de allá. Cumplió con dos cosas y fallo en lo que más tenía ganas.
Me trajo una bolsa de chapulines, un barrilito con mezcal, y me falló en traerme los hongos alucinógenos.
Total, que abrí el barrilito, que era más o menos como de medio litro, me serví en un vaso. El primer trago y realmente estaba bien fuerte, quizá potencializado a que estaba encerrado en ese barrilito de barro, añejado. Me desagradó y me quemó, pero era un experimento y tenía que seguir al frente sin importar lo que sucediera. Me tomé como dos vasos con trabajo, y después me empecé a sentir mareado. Sin embargo, eso lo soporte.
Hace unos días, decidí tomarme el resto. Estaba triste y quise quitar mis penas con alcohol. Lo iba a tirar, pero por respeto a mi amiga decidí tomármelo.
Puse la rola de La Barranca, la del mezcal:
“Para celebrar, es condición jamás perder la fe.
Abrir, el corazón y sentir el mezcal.
Para celebrar”.
Para comprobar si estaba borracho, me puse a brincar y a dar vueltas por toda la casa, No, no me caí. Me sentía bien todavía.
Después seguí tomando y tomé mi guitarra y me puse a cantar. Lo hice bien, excepto como que arrastraba las palabras al cantar, así como lo hacen los borrachos. Decidí terminar, y guardé la guitarra. Después me puse a leer, y bien, comprendía lo que leía pero veía que las letras se movían. Ya no podía. Me terminé todo y quise pararme a tirar la basura. Cuando me paré, sentí que mi cabeza daba vueltas, y ahora sí no podía caminar. Salí afuera y ya me andaba cayendo. Me metí y que me dejo tirar al sofá.
Decidí mejor apagar la luz (con mucho trabajo), y me acosté.
Me quedé dormido profundamente. Al otro día desperté con mucha sed, y seguía mareado y con un dolor de cabeza. En la tarde fui a trabajar, pero me sentía de la patada: Mareos, vómitos, dolor intenso de cabeza, dolor de estomago, etc. Ya no aguantaba, estaba sudando mucho y un amigo me recomendó que tomara un refresco de naranja bien frío. Lo hice y eso aliviano mi dolor de estomago.
Esa fue mi triste experiencia con el mezcal y ya no me dieron ganas de repetirla.
Por último, en cuestión de drogas pues no soy un experto en la práctica aunque sí en teoría ya que me interesa mucho ese tema.
Pero lo que importa aquí es mi experiencia. A veces de chico, vaciaba el botiquín y me metía cada pastilla que encontraba sólo para experimentar, pero nunca pasó nada grave. Se me perdona, era un escuincle ingenuo.
Ya más grande, en la secundaria y en las famosas fiestas pozayorkinas probé unas dos o tres veces la marihuana, pero a pesar de ser más suave que el tabaco, no me agradó ya que tiene un efecto ahuvonizante. En esas fiestas corrían drogas más duras como la heroína, la coca y hasta ácidos.
Nunca las probé. Los heroinómanos que conocí al igual que los cocos eran muy violentos y estupidos. Los que se metían ácidos parecían vivir en un viaje feliz, pero conocía y conozco por lo menos unos 20 pelados (algunos amigos míos) que se han quedado para siempre en el viaje.
Nunca me interesaron realmente las drogas. Las olvidé, hasta que llegué a Reynosa, y me tocó en carne propia ver una explosión, un auge, una época en la cual las drogas se han vuelto algo común. La mayoría de mis amigos, quizá un 80 % son adictos a una droga, ya sea marihuana, o coca, que son las más accesibles. El otro 20% quizá la hayan probado alguna vez, o tal vez no, pero su uso es tan común que ellos ya lo ven como algo normal y no se espantan ya.
Puedo contar historias y anécdotas de todo tipo y sabores referentes a ellas. Un amigo que me asustó, al fumarse un churro delante de una patrulla, ver a los dealers en acción, persecuciones, ventas en mi propia cuadra en adonde quiera que apuntes hay alguien que vende droga, drogadictos que me han asaltado y me han querido matar, policías en activo bajo el influjo de las drogas, compañeros que venden droga en la factory, corrupción, complicidades, políticos drogadictos, amigos en decadencia, clínicas de rehabilitación al 100%, cristianos ex drogadictos, la gente quejándose pero nadie hace nada, y un largo etc.
El mundo en que vivo no es color de rosa, y yo he visto como las drogas son más un medio enajenante, esclavizante, alienante, que un medio de liberación, algo que te cambie tu mente, tu pensamiento, que te motive a crear, no a destruir.
La mayoría que conozco de adictos, no hacen nada, no crean nada, no escriben, no componen canciones, no pintan, no dibujan, no hacen poesía. Sólo ven tele, películas, futbol, y ni siquiera saben hacer una reseña, una crítica de lo que ven o hacen.
Yo hago eso y más y sin la ayuda de drogas. De hecho, por mi forma de ser, por lo que escucho, como me visto y ando, muchos piensan que yo soy drogadicto, pero no, no lo necesito. El día que conozca en persona, a alguien agradable, fino, pacífico, creativo, ingenioso, un Dylan, un Lennon, un Morrison, un Zappa (otro que no se metía nada y miren lo creativo que era), un Leonardo, un Beethoven, un Mozart, un Einstein, un Hendrix, ese día que me encuentre a alguien así, ese día quizá me anime a probar drogas.
En conclusión. Esas razones que expuse, los traumas, que ya las he probado y no me agradan, mis creencias, el miedo, el no hallarle sentido, etc., me hacen no tomar bebidas alcohólicas, ni cigarros, ni drogas.
Cada quien toma y hace lo que quiere con su cuerpo, yo he decidido no tomar ni contaminarme. Es mi decisión, y si no les gusta ni modo. Yo respeto a los que toman o fuman, es su problema. Sólo no se metan conmigo.
PD. Por cierto, tampoco tomo café. Ya llevo casi como diez años sin tomar una gota de ese brebaje, y vaya que me gustaba. Adiós.
AMIGUITO DI NO A LAS DROGAS Y SÍ A LA VIDA.
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5 comentarios:
Tomo, fumo, tomo al rededor de 10 tazas de café al día... Paso de drogas, ya estoy bastante afectado del cerebro... Por lo anterior, creo que una reunión de bloggers reynosense es una posibilidad muy remota... re-moto, ahora que recuerdo, en un par de ocasiones, pero eso es otra historia...
Me gusta un chingo el cafe...que este un poquito endulzado con dos de azucar y algo de crema (sin albur)...beber...una vez un camarada y yo fuimos a un "antro" a escuchar musica de todos tipos (desde Belanova hasta uno que otro rocanrol efectivo)...el mesero nos paso para que tomaramos lugar y nos dijo "tienen que consumir sino pa juera!"...ahi como no queriendo me tenia un TECATE y lo estaba mareando...al final el camarada con el que iba le tuve que pagar todo el chupe y se puso hasta las manitas...al siguiente dia tenia compromiso con mi chava y no tenia dinero...me armo un panchote...y todo por culpa del vicio (de mi camarada)...por esas razones el chupe se me hace medio caro y sin sentido, tengo una amiga que le mete a esas madres, escribe, le gusta un chingo el rock y experimenta muchas cosas a tan corta edad...su nombre empieza con F...pero bueno, cada quien hace de su cuerpo una cosa y yo la verdad (creo) que estoy ya medio loco como para zamparme coca,marihuana,alcohol...mejor un disquito (pronto checad en mi blog algo sobre Os Mutantes) que te ponga en estado de efervescencia y que te lleve al Limbo...sin necesidad de estupendejacientes...saludos Ham!
Me quedé con ganas de saber por que no tomas café. Eso si me parece extrañísismo y la prueba fehaciente de que eres marciano o venusino.
Yo ni lo leí: cualquier cosa que no tenga alcohol, yo paso. Ya sabes re bien lo que el alcohol me hace hacer. Y la neta, que bueno.
Un beso y ojala un día, al menos café podamos beber juntos. Cuidate.
Como siempre, es un gusto venir a leer tus muy largos y detallados post.
Hoy en día hay muy pocos blogs personales que cumplen su función sin mayores pretenciones. Me agrada ver que este espacio no muta ni se corrompe.
Saludos y que estés muy bien.
Pd: Soy cafeinómana. Lo demás, lo he probado, pero no le hallo sentido a estupidizarme aun más de lo que ya lo estoy.
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