domingo, octubre 28, 2007

¿EL ACORDEONISTA DE HAMELIN?

“Celso Piña es un conductor de tribus. Si estuviese en tiempos medievales sería el ‘acordeonista de Hamelin”

No sé cuando la dijo. Es una frase antigua, pero apenas la conocí viendo un programa de televisión (Multimedios), donde un conductor estupido entrevistaba y homenajeaba a un Celso Piña, quien sólo abría la boca para soltar una sarta de incoherencias, creyéndose un iluminado, un gurú de la música.

La frase es del apantallapendejos (y pendejo también, no le tengo ningún respeto) de Carlos Monsiváis.
No sé que tiene este vejete que todo mundo lo reverencia, lo mama, lo respeta, y toma tan a pecho y en serio las netas que suelta. Todo lo que dice es ley. El tiene la única razón, y todos los demás estamos equivocados.

Es un líder de opinión (cualquier cosa que eso signifique). Sus opiniones son tan fundamentales que tenemos que esperar a que él meta su cuchara en cualquier asunto para saber si estamos bien o mal. Siempre se le consulta, y él muy presto, sintiéndose un nuevo súper héroe patriota corre a opinar, sabiendo que lo que diga moverá e influirá a las masas que no saben pensar por sí mismas.

Al parecer don Carlos Monsiváis escribió esta frase en una revista, y con ello le dio la bendición a don Celso Piña: Un buen acordeonista, autoproclamado como el “rebelde del acordeón”. ¿Rebelde del acordeón? No me hagan reír.
Su forma de tocar este instrumento es de lo más rudimentario. Si acaso un poquito más arriba que Julietita Venegas. De kinder. Neta, en Reynosa hay músicos callejeros que tocan mejor que este vato. ¡Hasta el Félix de Volumen 2 tiene más gracia!

Para ser un rebelde tendría que transgredir las normas, la forma de tocar su instrumento, revolucionar. Sólo porque un grupo de roqueros decidió sacarlo del anonimato en el que sobrevivía en una pequeña fama local, ya se cree o lo han hecho creer que es un revolucionario, un creador de un nuevo género llamado “cumbia progresiva”.

No dudo para nada que es una buena idea, pero se necesita mucho talento e ingenio para hacer estas fusiones. De hecho, su disco no está nada mal. Me gusta la mezcla del acordeón sobre el rapeo de “Comprendez Mendes” de Control Machete. Está más chida que la original, y es una canción muy acorde con los tiempos globalizados en los que vivimos.
Pero, a que haya hecho algo nuevo es otra cosa. No sé. A mi me gusta el rock, pero escucho de todo. En las peseras en las que me transporto ponen cada porquería, pero a veces ponen cumbias colombianas, y en ocasiones me toca escuchar cada maravilla, largos intermedios con solos de percusiones, una guitarra eléctrica con maravillosos e intrincados pasajes instrumentales, y un bajo galopante que lleva el ritmo de un modo hipnotizante. Totalmente progresivo.

No. Celso Piña no es un inventor de géneros. No tiene la gracia de trascender como un Carlos Santana que sin quererlo creó un género que influyó y transformó el rostro de la música.
Tampoco es un rebelde. No es para nada el mejor acordeonista de estos lares. Escuchen al verdadero rey del acordeón, Ramón Ayala y sabrán lo que les digo. Oigan como hace chillar su acordeón en “Un rinconcito en el cielo”. Del otro lado, hay acordeonistas muy influidos por el rock, por el texmex, por el blues. Michael Salgado, Eddie González (escuchen esa rolota que es “El disgusto”), y el buen Flaco Jiménez (escuchad su versión a la clásica “Margarita” acompañando a los Súper Seven, o su colaboración con Café Tacuba en “Las persianas” – solo noten la diferencia en un concierto, la canción es totalmente gris sin el acordeón de este maestro).
De Canadá está la bellísima Régine Chassagne de Arcade Fire que también toca mejor que este señor, que quiere ser igual que los verdaderos maestros del Vallenato de Colombia.

Y tampoco es un conductor de tribus como afirma Monsiváis. Acaso guía a las huestes de ignorantes que no saben de música. Muchos de ellos verdaderos chuntaros, nacos de verdad y no de pose, gente arrabalera que por su condición y contexto es válido que estén empapados de la música de Celso Piña.

Pero, Carlos Monsiváis se va por otro lado. Le gusta reivindicar todo lo naco, lo grotesco. Gusta de escribir de un modo apantallante, grandilocuente, efectista, rebuscado, y pretencioso.
Lo peor es que es un completo ignorante es cuestiones musicales. Un oportunista de primera que cambia de bandera cada que le conviene.
¿Qué acaso nadie se acuerda que este viejito, era el mismo que hace décadas estaba en contra del rock? En contra de los jóvenes, de nuestra música, de Avandaro. El mismo que llamó a esos chavos la primera generación de gringos nacidos en México.
Como nunca pudo con el enemigo, pues mejor se le unió, lo institucionalizó.

Hoy es una vaca sagrada al igual que Pedro Infante, la Virgen de Guadalupe, la UNAM, Carlos Cuevas, Tin Tan, La Maldita Vecindad, Jodorowsky, el Ché Guevara
Nadie se atreve a cuestionarlos, a criticarlos, y lo que dicen es la mera neta.

En fin, Celso Piña es un “conductor de tribus” sólo en el mundito feliz de Carlos Monsiváis, porque en el mío, yo no me trago la finta y no me dejo seducir por seudo acordeonistas de Hamelin.






"¿Acordeonista de Hamelin? ¡Orale, yo no me llevo así con ustedes!"






Gato: "¡Miau! ¿Qué culpa tengo yo de vivir con un señor tan odioso que dice que le gusta Celso Piña? Si supiera que mi primo Tom (el de Tom y Jerry) es el verdadero flautista de Hamelin"

domingo, octubre 21, 2007

¿QUIÉN DIABLOS ES JESÚS? *

EL DIVAN PRODUCTIONS PRESENTA:

Una película de Steven Spielberg

¿QUIÉN DIABLOS ES JESÚS?

Protagonizada por el narigón Jason Biggs (como Jesús Hamlet), Ben Stiller (como Franco), y Cameron Díaz (como Yadira).
Basado en el best seller de Miguel Perez, ¿Quién diablos es Jesús?



Efectos especiales a cargo de los mismos que maquillaron a Gollum en el Señor de los Anillos.



Sinopsis narrada por el propio Franco:

Todo había llegado al límite. Ese microbio con lentes había colmado, agotado mi paciencia.
Mugre freak, se creía superior a todos nosotros, sin embargo, era una cucaracha, nadie lo pelaba, muchos se burlaban de él en su propia jeta; otros lo hacíamos a sus espaldas.
Pero, a pesar de ello, había en su cara una mirada que sólo yo podía ver: parecía que él se burlaba de nosotros. A sus pocos amigos, sutilmente les restregaba en sus narices lo ignorantes que eran. Parecía disfrutar y disimular su burla hacía nosotros, incluido yo.

¿Quién diablos era ese tal Jesús? Nadie lo conocía realmente. Estaba loco, de eso no tengo la menor duda. Todos especulábamos sobre su edad, su familia, su escolaridad, sus antecedentes, sus nombres, su lugar de origen, su sexo (muchos decían que era joto porque no le conocían novia, pero estaba enamoradísimo de mi chava Yadira), y él, por supuesto no ayudaba para nada en aclarar sus orígenes.
Decía que era chilango, veracruzano, de San Felipe del Cabo, de San Francisco, de Mc Allen, de Pachuca…
Su edad sólo el la sabía. Nunca pasaba de los 27 años. Sin embargo, a pesar de que todos sabíamos que tenía más de 30, en las fotos de hace cinco años parecía como si apenas se las hubieran tomado hoy.
Estoy convencido de que era un mitómano, sin embargo, él estaba tan convencido de sus propias mentiras que él mismo se las creía, y nosotros también.

Nunca nadie lo conoció de verdad. Todos conocíamos sólo pedazos de su vida, pero al juntarlos faltaban piezas en este rompecabezas, y lo peor es que algunas piezas sobraban, otras no encajaban o se sobreponían.

Lo cierto es que era muy diferente a todos nosotros. Siempre caminaba a la mitad del camino, el trazaba su propia vía totalmente ambigua: roquero y cristiano, fresa y naco, refinado y guarro, maníaco y depresivo, triste y feliz, callado y ruidoso, triste y feliz, amistoso e insoportable, pacifista y discriminador, derechista e izquierdista, noble y gandalla…

Áquel viernes se puso como loco. Todo por Yadira mi novia. Ella lo había rechazado ya tres veces, pero el seguía de terco aferrado.
Cuenta mi amigo Luebbert que hasta lo vio llorando en la pesera por ella. Yo no lo podía creer. Sentí entre alegría y compasión por ese miserable.
A partir de que Yadira le dio el batazo, cuentan que se volvió más amargado, insoportable, inaguantable, totalmente irritable.
Por cualquier cosa se enojaba, y los de su línea lo traían a carrilla. Estaba enemistado con medio mundo.
Yo sentía lástima por él, pero ¿qué culpa tengo de ser más guapo, más carita, ser más verbo, más choro, tener más actitud que este pobre diablo perdedor?

Bueno, el chiste es que este tipo seguía de perro arrastrado con mi novia. Ella, dulce como es, aceptaba conmovida sus regalos extravagantes y sus muestras de amor.
El colmo llegó cuando ella definitivamente le puso un alto. El se puso como loco y le mandó unos mensajes al celular, e implícitamente le decía que yo era un idiota y que estaba cometiendo un error al despreciarlo.

Claro que le reclamé. Él tomó un tubo de aluminio y ¡zaz! que me lo deja caer en la cabeza. Yadira estaba ahí, y mostró una cara de desaprobación, su diosito huichol había caído de su gracia.
Yo me aventé sobre él, pero me dio otro tubazo, esta vez en la cara y me tiró los lentes. Sin ellos no puedo ver nada, por algo me dicen “la venada”.
Jesús se abalanzó sobre mí y me dio un golpe en la cara. No sé de donde sacó tanta fuerza esta pulga, pero casi me noquea.
Cerca de ahí había una barra de metal que el tomó, y con ella me dio un golpe en la espalda.
Tal vez me hubiera matado, pero varios compañeros me rescataron de la furia de ese loco.
Llegó el supervisor, y los guardias le pedían que se calmara. Estaba hecho una furia. Empezó a golpear todo lo que estaba a su alrededor. Con la barra golpeó a cinco compañeros y destruyó varias máquinas.
Un guardia sacó su pistola y amenazó con dispararle.
Jesús se quedo quieto, estático y con la barra levantada. El guardia le pidió que la colocara en el piso. Los ojos de Jesús brillaron literalmente mientras veíamos como corría hacía el guardia con la intención de pegarle. ¡Pum Pum! ¡Bang Bang!
Jesús caía al suelo batido por las balas. Estaba muerto de cuatro plomazos. Todos corrieron a verlo, cuando de pronto se oyó un estruendo. El techo de la fábrica se abría y una luz poderosa iluminaba a Jesús. Pudimos ver el cielo, y lo que sobre nosotros estaba era una nave espacial en forma de platillo que volaba sobre su propio eje, tenía muchos colores y emitía unos soniditos como de teclado ochentero.
Una puerta se abrió de la nave, y pudimos ver que de ella descendía una especie de rampa. Por más que me asomé, la luz no me dejó ver el interior de la nave.

Después, todos fuimos testigos que al momento de recibir la luz, como en la película de Matrix, las heridas de Jesús cicatrizaban, mientras milagrosamente se paraba vivo.

Lo siguiente parecía ser parte de una película de ciencia ficción, pero fue real y todos lo vimos. Jesús empezó a levitar sobre nosotros. Se plantó frente a Yadira, le dio un beso en la mejilla y empezó a subir. Una luz blanca y resplandeciente lo rodeaba.

Al subir, pronunció unas palabras con una voz robotizada que no puedo olvidar: “A casa, me voy a casa”, mientras desaparecía en el interior de la nave. La puerta se cerró detrás de él.
El objeto volador entonces se alejó velozmente, llevándolo lejos a otras galaxias. Nunca lo volvimos a ver.
Mientras estabamos atónitos mirando al cielo, un temblor nos sacó de nuestro asombro.
La fábrica se caía a pedazos y todos corrimos por nuestras vidas.

En verdad ¿Quién diablos era Jesús? No lo sé, nadie lo sube. Sólo sabemos que definitivamente no era de este planeta; o como decía esa playera que le gustaba ponerse mucho, de un grupo de rock llamado Radio no se qué: “No pertenezco aquí”.

* Nuevamente retornamos con el concurso que teníamos pendiente. No crean que me he olvidad0, sólo que he estado muy ocupado, pero el ganador ya está y sólo es cuestión de tiempo para que lo conozcamos, hasta que salgan publicados los cuentos que todavía faltan. Saludos.

domingo, octubre 14, 2007

GUITAR HERO: THE KISS






“Bésame, bésame, bésame
Tu lengua es como veneno”
The Kiss – The Cure.

Antes que nada quiero advertirles que no soy ni nunca he sido fan de hueso colorado de The Cure. Conozco su biografía, sus discos fundamentales, pero nunca me he clavado en la música de Robert Smith, y los acompañantes que ha tenido a lo largo de su carrera.

Tengo por ahí el oscurísimo Faith, el Pornography, el Kissme kissme kissme, el Disintegration, el Wild Mood Swings, y mi amigo el Spiderman (nada que ver con el súper héroe) me regaló el excelente concierto en dvd Trilogy, en vivo desde Berlín, donde La Cura se avienta completito Pornography, Disintegration y Bloodflowers.
Mi disco favorito es Disintegration. Las canciones curescas que más me gustan son “Killing an arab” (con esa guitarra de aires arabescos), las bellísimas “Just like heaven”,Pictures of you”, “Lovesong”, y sobre todas ellas, la que disfruto horrores cada que su letra y música penetran mis oídos es “Lullaby”. Hasta ahí llega mi admiración por The Cure.
Sin embargo, hay una rola que desde la primera vez que la escuché, atrapó todos mis sentidos y se quedó para siempre en mi subconsciente: “The Kiss”.






Antes, quiero hablar un poquito de Robert Smith, aquel chico británico que en su Navidad número trece, lejos de recibir un trenecito, unos soldaditos, un balón de fútbol, un rifle de juguete, su padre decidió darle una guitarra. Más después, con otros chicos de su escuela (entre los que se encontraba el que sería tecladista oficial de The Cure por muchos años, el gran “Lol” Tolhurst”) formaría su primera banda llamada The Obelisk, el cual les servía de pretexto para faltar alas clases de religión.

Bien, este carismático frontman y líder de una de las bandas más influyentes del rock, propulsora de un género como el dark pop, siempre se le ha considerado un excelente letrista, un gran cantante apasionado, que deja su alma y su voz en cada canción y en cada concierto; por algo siempre figura en la lista de grandes cantantes al lado de Robert Plant, Janis Joplin, Freddy Mercury, Jarvis Cocker, Thom Yorke, Roy Orbison
También es adorado sobre todo por su presencia escénica. La imagen que proyecta ha sido copiado hasta la nausea por miles de seguidores y de bandas (recordad en los ochenta a Soda Stereo y a Caifanes): Su cabellera despeinada, el maquillaje tétrico, el lápiz labial descorrido, la omnipresente ropa negra, la pose de poeta maldito e incomprendido (aunque Robert dista de ser un ente sombrío, al contrario es un ser luminoso y completamente feliz). Todo ello le ha dado un aura mágica y misteriosa.
Pero, todo eso ha opacado y eclipsado muchas veces la música que el hace, y sobre todo su labor como instrumentista.

Robert Smith no es sólo líder, cantante, frontman, escritor de canciones; no, Robert Smith es ante todo un músico; uno más en el engranaje perfecto que es The Cure.
Es un gran guitarrista con características muy particulares. No es un virtuoso, ni tampoco se destaca por crear solos vertiginosos, rápidos, complejos y muy técnicos.
Su poder radica en las atmósferas sombrías, en los acordes oscuros y de ultratumba que le arranca notas melancólicas y que muchas veces hace llorar a su guitarra.

The Kiss, el track número uno de su disco Kissme Kissme Kissme es un oscuro ejemplo de ello (no podemos decir claro).
Lo dije anteriormente. No soy un fan ni un conocedor profundo de The Cure. Quizá algunos seguidores reclamen de que está canción no contenga el mejor solo de guitarra del grupo.
Tal vez sea así, y les pido disculpas por mi ignorancia; pero, no pueden negar que en esta canción de seis minutos diecisiete minutos de duración es todo un delirio sónico in crescendo. La guitarra de Smith guía de principio a fin toda la canción y nos hace recorrer toda una amplia gama de emociones.
Sin demerito alguno de los otros miembros, la verdad su aportación instrumental sólo sirve de esqueleto y complemento rítmico, donde la verdadera estrella es la guitarra friqueante de Robert.
Parecieran que son los estertores de un alma que niega irse al más allá, mientras Robert Smith hace hasta lo imposible para matar a su guitarra.
Lo mejor es que aunque Robert canta, nunca deja de tocar su guitarra y la melodía de convierte en un larguísimo solo.
Entonces lo podemos escuchar gritar con anhelante deseo “I wish you were dead”, doble vez para que no quede ninguna duda de lo que quiso decir, y los sonidos de la guitarra parecen darle la razón.

The Kiss. Nunca antes se habían conjuntado perfectamente imagen, instrumento, música, letra, un ser fantasmal cuyo resultado es un cuadro aterrador y fascinante.

Damas y caballeros, con ustedes La Cura y esto que es The Kiss.

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domingo, octubre 07, 2007

GUITAR HERO: TEXAS FLOOD *





“Gracias por dejarme existir en esta dimensión, a cambio prometo transformar e iluminar la conciencia de las personas”
Stevie Ray Vaughan

Precisamente el 26 de agosto de 1990, este guitarrista texano partió a la eternidad a bordo de un helicóptero.
Sólo tenía 35 años y ya era todo un virtuoso, una leyenda viva. Amante del blues, y heredero directo de Jimi Hendrix. Un guitarrista con una técnica tan limpia y depurada, influencia de muchos guitarristas que hoy lo tienen en un altar.
Nacido en el sur de Texas, en la rancherosa y cálida Dallas, Texas un tres de octubre de 1954.
Desde pequeño demostró su gran amor por el rock, el blues, la guitarra y por Hendrix. Su pasión era tal que lo llevó a abandonar sus estudios para dedicarse por completo a la música.

Su primer grupo fue The Cobras, con los cuales tocaba en los bares y clubes de Austin, Texas.
Más tarde formaría Triple Threat, que cambiaría su nombre por el de Trouble Double (igual que la rola del bluesero Otis Rush).
Acompañado por los solventes Jackie Newhouse en el bajo, y Chris Layton en la batería (más adelante se les uniría el tecladista Reese Wynans), Stevie y Double trouble se volverían muy populares en todo Texas.

Su peculiar forma de tocar la guitarra fue admirada por David Bowie (quien tiene el don de descubrir cada maravilla) en el Festival de Montreux en 1982. Maravillado, lo invitó a participar en su álbum Let’s Dance.
En el año de 1983 graban su obra prima, el excelso Texas Flood. Este disco fue un éxito total que instaló al grupo en el Olimpo del rock. Después vendrían Couldn’t Stand the Water (1984) y Soul to Soul (1985), y el impactante documento en directo Live Alive de 1986.

Ya para esa época, Vaughan ya era todo un dios de la guitarra. Sin embargo, debido a las presiones de la fama cayó en las redes de la droga, y tuvo que ser internado en una clínica de rehabilitación.
Regresó en 1988 de nuevo a las giras. Al año siguiente grabó In Step que lo instaló de nuevo en las nubes. Todavía grabó junto a su hermano (el también virtuoso) Jimmie, el álbum Family Style en 1990.
Ese fatal año, la banda emprendería una extensa gira por todo Estados Unidos.
Lo último que hizo en la tierra, fue una apoteósica jam session en East Troy, Wisconsin, junto con Buddy Guy, Robert Cray y Eric Clapton.
Terminado el concierto, abordó un helicóptero que lo llevaría a Chicago. Cuenta la leyenda que Eric Clapton estuvo a punto de subir al aparato pero no lo hizo.
Al despegar, la nave se enredó en unos cables y cayó a tierra, muriendo instantáneamente todos los pasajeros.
Así moría un héroe de la guitarra, y nacía una leyenda del blues blanco.

Como homenaje tardío, he aquí una de sus canciones más representativas, con un gran solo de guitarra. Esto es Texas Flood del álbum homónimo.

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* A partir del día de hoy, este blog se vuelve más roquero y musical. Iniciamos una serie nueva acerca de los grandes guitarristas de rock, sus canciones más representativas y sus grandes solos.
Estarán todos los que son, desde el año del caldo como por ejemplo Scooty Moore, Chuck Berry, hasta lo más nuevo como Jack White, o Johnny Greenwood. Lo mismo, solos sutiles como los de The Edge, hasta cosas pesadas de trash, death o black metal. Guitarristas como Aguilera, Marcovich, Julio Zea también estarán presentes.
Bueno, espero que les guste, y si no, quizá algún jovencito neofito al escuchar estas rolas sea nuestro próximo gran guitarrista. Saludos.