EL DIVAN PRODUCTIONS PRESENTA:
Una película de Steven Spielberg
¿QUIÉN DIABLOS ES JESÚS?
Protagonizada por el narigón Jason Biggs (como Jesús Hamlet), Ben Stiller (como Franco), y Cameron Díaz (como Yadira).
Basado en el best seller de Miguel Perez, ¿Quién diablos es Jesús?
Una película de Steven Spielberg
¿QUIÉN DIABLOS ES JESÚS?
Protagonizada por el narigón Jason Biggs (como Jesús Hamlet), Ben Stiller (como Franco), y Cameron Díaz (como Yadira).
Basado en el best seller de Miguel Perez, ¿Quién diablos es Jesús?
Efectos especiales a cargo de los mismos que maquillaron a Gollum en el Señor de los Anillos.
Sinopsis narrada por el propio Franco:
Todo había llegado al límite. Ese microbio con lentes había colmado, agotado mi paciencia.
Mugre freak, se creía superior a todos nosotros, sin embargo, era una cucaracha, nadie lo pelaba, muchos se burlaban de él en su propia jeta; otros lo hacíamos a sus espaldas.
Pero, a pesar de ello, había en su cara una mirada que sólo yo podía ver: parecía que él se burlaba de nosotros. A sus pocos amigos, sutilmente les restregaba en sus narices lo ignorantes que eran. Parecía disfrutar y disimular su burla hacía nosotros, incluido yo.
¿Quién diablos era ese tal Jesús? Nadie lo conocía realmente. Estaba loco, de eso no tengo la menor duda. Todos especulábamos sobre su edad, su familia, su escolaridad, sus antecedentes, sus nombres, su lugar de origen, su sexo (muchos decían que era joto porque no le conocían novia, pero estaba enamoradísimo de mi chava Yadira), y él, por supuesto no ayudaba para nada en aclarar sus orígenes.
Decía que era chilango, veracruzano, de San Felipe del Cabo, de San Francisco, de Mc Allen, de Pachuca…
Su edad sólo el la sabía. Nunca pasaba de los 27 años. Sin embargo, a pesar de que todos sabíamos que tenía más de 30, en las fotos de hace cinco años parecía como si apenas se las hubieran tomado hoy.
Estoy convencido de que era un mitómano, sin embargo, él estaba tan convencido de sus propias mentiras que él mismo se las creía, y nosotros también.
Nunca nadie lo conoció de verdad. Todos conocíamos sólo pedazos de su vida, pero al juntarlos faltaban piezas en este rompecabezas, y lo peor es que algunas piezas sobraban, otras no encajaban o se sobreponían.
Lo cierto es que era muy diferente a todos nosotros. Siempre caminaba a la mitad del camino, el trazaba su propia vía totalmente ambigua: roquero y cristiano, fresa y naco, refinado y guarro, maníaco y depresivo, triste y feliz, callado y ruidoso, triste y feliz, amistoso e insoportable, pacifista y discriminador, derechista e izquierdista, noble y gandalla…
Áquel viernes se puso como loco. Todo por Yadira mi novia. Ella lo había rechazado ya tres veces, pero el seguía de terco aferrado.
Cuenta mi amigo Luebbert que hasta lo vio llorando en la pesera por ella. Yo no lo podía creer. Sentí entre alegría y compasión por ese miserable.
A partir de que Yadira le dio el batazo, cuentan que se volvió más amargado, insoportable, inaguantable, totalmente irritable.
Por cualquier cosa se enojaba, y los de su línea lo traían a carrilla. Estaba enemistado con medio mundo.
Yo sentía lástima por él, pero ¿qué culpa tengo de ser más guapo, más carita, ser más verbo, más choro, tener más actitud que este pobre diablo perdedor?
Bueno, el chiste es que este tipo seguía de perro arrastrado con mi novia. Ella, dulce como es, aceptaba conmovida sus regalos extravagantes y sus muestras de amor.
El colmo llegó cuando ella definitivamente le puso un alto. El se puso como loco y le mandó unos mensajes al celular, e implícitamente le decía que yo era un idiota y que estaba cometiendo un error al despreciarlo.
Claro que le reclamé. Él tomó un tubo de aluminio y ¡zaz! que me lo deja caer en la cabeza. Yadira estaba ahí, y mostró una cara de desaprobación, su diosito huichol había caído de su gracia.
Yo me aventé sobre él, pero me dio otro tubazo, esta vez en la cara y me tiró los lentes. Sin ellos no puedo ver nada, por algo me dicen “la venada”.
Jesús se abalanzó sobre mí y me dio un golpe en la cara. No sé de donde sacó tanta fuerza esta pulga, pero casi me noquea.
Cerca de ahí había una barra de metal que el tomó, y con ella me dio un golpe en la espalda.
Tal vez me hubiera matado, pero varios compañeros me rescataron de la furia de ese loco.
Llegó el supervisor, y los guardias le pedían que se calmara. Estaba hecho una furia. Empezó a golpear todo lo que estaba a su alrededor. Con la barra golpeó a cinco compañeros y destruyó varias máquinas.
Un guardia sacó su pistola y amenazó con dispararle.
Jesús se quedo quieto, estático y con la barra levantada. El guardia le pidió que la colocara en el piso. Los ojos de Jesús brillaron literalmente mientras veíamos como corría hacía el guardia con la intención de pegarle. ¡Pum Pum! ¡Bang Bang!
Jesús caía al suelo batido por las balas. Estaba muerto de cuatro plomazos. Todos corrieron a verlo, cuando de pronto se oyó un estruendo. El techo de la fábrica se abría y una luz poderosa iluminaba a Jesús. Pudimos ver el cielo, y lo que sobre nosotros estaba era una nave espacial en forma de platillo que volaba sobre su propio eje, tenía muchos colores y emitía unos soniditos como de teclado ochentero.
Una puerta se abrió de la nave, y pudimos ver que de ella descendía una especie de rampa. Por más que me asomé, la luz no me dejó ver el interior de la nave.
Después, todos fuimos testigos que al momento de recibir la luz, como en la película de Matrix, las heridas de Jesús cicatrizaban, mientras milagrosamente se paraba vivo.
Lo siguiente parecía ser parte de una película de ciencia ficción, pero fue real y todos lo vimos. Jesús empezó a levitar sobre nosotros. Se plantó frente a Yadira, le dio un beso en la mejilla y empezó a subir. Una luz blanca y resplandeciente lo rodeaba.
Al subir, pronunció unas palabras con una voz robotizada que no puedo olvidar: “A casa, me voy a casa”, mientras desaparecía en el interior de la nave. La puerta se cerró detrás de él.
El objeto volador entonces se alejó velozmente, llevándolo lejos a otras galaxias. Nunca lo volvimos a ver.
Mientras estabamos atónitos mirando al cielo, un temblor nos sacó de nuestro asombro.
La fábrica se caía a pedazos y todos corrimos por nuestras vidas.
En verdad ¿Quién diablos era Jesús? No lo sé, nadie lo sube. Sólo sabemos que definitivamente no era de este planeta; o como decía esa playera que le gustaba ponerse mucho, de un grupo de rock llamado Radio no se qué: “No pertenezco aquí”.
* Nuevamente retornamos con el concurso que teníamos pendiente. No crean que me he olvidad0, sólo que he estado muy ocupado, pero el ganador ya está y sólo es cuestión de tiempo para que lo conozcamos, hasta que salgan publicados los cuentos que todavía faltan. Saludos.
6 comentarios:
Mexican Hobbit. En tu lugar, yo hubiera cambiado el disco del 68 que pusiste en tu lista de los del 67 por el Odessey and Oracle, de The Zombies. Me pasearé con frecuencia por aquí, a ver si te das un vuelta por mi blog. Salú.
jejeje... mejor de lo que hubiera imaginado!!!
Nos debemos una charla.
Esta bien chingón el blog, ojalá pases por el mio, es redentor2007.blogspot.com, nos vemos!
Ham, estás re loco...
Estoy de vuelta, he remodelado el blog y te invito a darte una vuelta, aunque sea para que me des tu opinión del nuevo diseño.
Te dejé un comment en el post de The Kiss... eres un chingón y nunca me cansaré de agradecerte que le hayas hecho justicia al Smith, la que en verdad merece.
¿Para variar yo gané?
Sería una bonita tradición, piénsalo. Y mi guión es en verdad bueno. Lo digo con modestia y basada en la lectura de los que has posteado.
Ciao.
¡¡¡Ding, Ding, Ding!!!
Tenemos un ganador.
Publicar un comentario