Lo primero que recuerdo es que estábamos trepados arriba de un autobús que se dirigía a la ciudad prometida del rock: Nuevo Progreso, Tamaulipas.
Una bola de roqueros conocidos y desconocidos nos dirigíamos a un concierto de La Barranca, que ofrecería su único recital del año en esta pintoresca ciudad fronteriza.
Iba toda la plana mayor del país. Un Fran por allá, totalmente callado. Jerritz perdido quien sabe donde. Al igual Herzeleid, ni sus luces, pero ahí andaban. Un vato que quien sabe quién era, pero que no desaprovechaba oportunidad para darle unos arrumacos a Lilith. No conozco a Camila, pero andaba una chava que no se le despegaba a Lilith y que ella llamaba Camila (“Camila no me dejes”).
Y Lilith, que ella era como la coprotagonista de esta historia ya que andaba muy hiperactiva. Al parecer venía con su novio (que no sé si tenga), pero nunca lo puede conocer.
Los grandes ausentes fueron Prometeo, y el Oso Polar.
Llegamos pues al pueblo, y rápidamente nos dirigimos como en procesión hacía el lugar de la tocada.
Lo surrealista del asunto es que no sería en ningún estadio, auditorio, salón, disco, ni siquiera en un hoyo funky.
El concierto sería en un templo bautista. Como lo leen. Así, que como yo conocía al pastor (de línea dura y muy fundamentalista), a los jóvenes (medios descarriadotes), y sobre todo a las morras que están muy rechulas como estas fronteras del norte, decidí buscarlos e investigar este misterio incongruente para mí.
Resulta que los jóvenes de la Iglesia Bautista Getesemaní, tuvieron la “genial” idea de rentar el templo al mejor postor con tal de allegarse fondos para irse de campamento a Cancún. Paradójico pero así era, la casa del Señor usada y rentada para un concierto de música mundana.
Total, ya estaba allí. No sé porque razón, pero parecía un día de fiesta. Cientos de jóvenes de toda la república se dejaron caer a esta ciudad pequeña. Los lugareños sólo miraban atónitos la pacífica invasión.
A partir de allí, me le pegué a Lilith. Ella me dijo que saliera a la calle principal y que les tomara fotos a los del grupo que ya venían hacía el templo.
Salí con mi camarita Sony y mire un gran alboroto en la calle. Mucha gente en las aceras; algunos vitoreando, otros solamente de curiosos.
Era algo totalmente alucinante lo que vi. Gente de sombrero y botas norteñas, señoras con sus bolsas de mandado, niños despistados que ni idea sabían que pasaba pero ahí andaban de metiches.
Seguí caminando, y allí venían. Totalmente loco, mis héroes, La Barranca eran guíados como si fuera una comitiva. Los cuatro (Ya se que son tres, pero aquí eran cuatro integrantes) venían montados cada uno sobre un caballo como los cuatro jinetes del Apocalipsis, pero más que nada se parecían a los Reyes Magos (si ya sé que son tres, y aquí eran cuatro), o a los Tres Mosqueteros (si ya sé eran cuatro, pero ¿y D´Artagnan acaso no cuenta?)
Preparé mi cámara, y empecé a tomar fotos, pero estaba ya muy oscuro y no había iluminación ni de la luna, ni artificial y todo lo que tomaba se veía negro. Neta, hubieran estado chidas y vaciadas esas fotos, los barrancos trepados arriba de unos caballos.
Y después algo absurdo, mejor puse mi cámara en opción de video, y ¡lo increíble!, se empezó a grabar a pesar de lo oscuro.
Allí estaba muy cool, dizque sintiéndome reportero desde el lugar de los hechos, cuando sucedió algo divertido. Había quedado atrapado en medio de la calle, justo donde iban a pasar los de La Barranca. No podía quitarme de allí, y directamente hacía mí se acercaba el caballo guiado por Federico Fong, que casi me aplasta, y que también estuvo a punto de tirarlo. Fue muy divertida esa escena que por más que me quería zafar no podía y así estuve hasta casi la entrada del recinto.
Pasada la confusión, al fin pudimos entrar. La gente se comportó de una manera extrañamente civilizada. Nada de amontonamientos, ni empujones, ni nada de eso.
El espacio era amplio, y había muchas mesas y sillas como si se tratara de una boda de quince años.
En el escenario había una mesa larga, unas sillas y unos micrófonos. Habían organizado una conferencia de prensa, que más que nada era una especia de charla entre los seguidores, ya que por una extraña razón casi no había periodistas ni reporteros.
Me imagino que Lilith (quien por cierto, no se parecía en nada a la del blog, pero era ella), era una especie de editora de alguna revista de rock porque me ordenó a entrevistar al grupo y tomarle fotos.
Me dirigí a la mesa. Allí estaban ya los cuatro. Aguilera muy platicador y amable. Alfonso André con su clásica cara de enojado, no decía ni pío. Federico Fong, quien ni tardo ni perezoso se enganchó a una hermosa gruppie a la que tenía sentada en sus piernas, y no podía hablar porque tenía ocupada su boca en otras labores más deleitantes y deliciosas. El cuarto miembro, no sé quien era. Le vi su cara, pero no puedo recordarla. Sólo recuerdo que no era alguien conocido en el medio, y que era muy amable y junto con Aguilera eran los que más hablaban.
Después de tomarles unas fotos, decidí hacerles unas preguntas incómodas. La primera que se me vino a la mente fue “¿Cuál fue la verdadera causa por la que los Arreola dejaron el grupo?”.
Apenas iba a abrir mi boca, cuando una linda chavita se acercó a mí, y me preguntó por una laptop que yo traía en mis manos. Ni sé ni como llegó esa computadora a mí, pero era mía. Parecía una Mac, muy grande y con un color plateado por abajo, y anaranjado en la parte de la pantalla.
No sé si existan, pero la chava estaba muy deslumbrada porque según era de última generación, y en vez de abrirse con las manos, sólo oprimía un botón y como si fuera un coche convertible, la computadora se abría lentamente.
Total, que me puse a platicar con la morrilla y deje a un lado a La Barranca.
Galán (of all the names), el perro de mi vecino ladró entonces, me desperté, y ya no supe en que quedó este genial y surrealista concierto.
THE END
Una bola de roqueros conocidos y desconocidos nos dirigíamos a un concierto de La Barranca, que ofrecería su único recital del año en esta pintoresca ciudad fronteriza.
Iba toda la plana mayor del país. Un Fran por allá, totalmente callado. Jerritz perdido quien sabe donde. Al igual Herzeleid, ni sus luces, pero ahí andaban. Un vato que quien sabe quién era, pero que no desaprovechaba oportunidad para darle unos arrumacos a Lilith. No conozco a Camila, pero andaba una chava que no se le despegaba a Lilith y que ella llamaba Camila (“Camila no me dejes”).
Y Lilith, que ella era como la coprotagonista de esta historia ya que andaba muy hiperactiva. Al parecer venía con su novio (que no sé si tenga), pero nunca lo puede conocer.
Los grandes ausentes fueron Prometeo, y el Oso Polar.
Llegamos pues al pueblo, y rápidamente nos dirigimos como en procesión hacía el lugar de la tocada.
Lo surrealista del asunto es que no sería en ningún estadio, auditorio, salón, disco, ni siquiera en un hoyo funky.
El concierto sería en un templo bautista. Como lo leen. Así, que como yo conocía al pastor (de línea dura y muy fundamentalista), a los jóvenes (medios descarriadotes), y sobre todo a las morras que están muy rechulas como estas fronteras del norte, decidí buscarlos e investigar este misterio incongruente para mí.
Resulta que los jóvenes de la Iglesia Bautista Getesemaní, tuvieron la “genial” idea de rentar el templo al mejor postor con tal de allegarse fondos para irse de campamento a Cancún. Paradójico pero así era, la casa del Señor usada y rentada para un concierto de música mundana.
Total, ya estaba allí. No sé porque razón, pero parecía un día de fiesta. Cientos de jóvenes de toda la república se dejaron caer a esta ciudad pequeña. Los lugareños sólo miraban atónitos la pacífica invasión.
A partir de allí, me le pegué a Lilith. Ella me dijo que saliera a la calle principal y que les tomara fotos a los del grupo que ya venían hacía el templo.
Salí con mi camarita Sony y mire un gran alboroto en la calle. Mucha gente en las aceras; algunos vitoreando, otros solamente de curiosos.
Era algo totalmente alucinante lo que vi. Gente de sombrero y botas norteñas, señoras con sus bolsas de mandado, niños despistados que ni idea sabían que pasaba pero ahí andaban de metiches.
Seguí caminando, y allí venían. Totalmente loco, mis héroes, La Barranca eran guíados como si fuera una comitiva. Los cuatro (Ya se que son tres, pero aquí eran cuatro integrantes) venían montados cada uno sobre un caballo como los cuatro jinetes del Apocalipsis, pero más que nada se parecían a los Reyes Magos (si ya sé que son tres, y aquí eran cuatro), o a los Tres Mosqueteros (si ya sé eran cuatro, pero ¿y D´Artagnan acaso no cuenta?)
Preparé mi cámara, y empecé a tomar fotos, pero estaba ya muy oscuro y no había iluminación ni de la luna, ni artificial y todo lo que tomaba se veía negro. Neta, hubieran estado chidas y vaciadas esas fotos, los barrancos trepados arriba de unos caballos.
Y después algo absurdo, mejor puse mi cámara en opción de video, y ¡lo increíble!, se empezó a grabar a pesar de lo oscuro.
Allí estaba muy cool, dizque sintiéndome reportero desde el lugar de los hechos, cuando sucedió algo divertido. Había quedado atrapado en medio de la calle, justo donde iban a pasar los de La Barranca. No podía quitarme de allí, y directamente hacía mí se acercaba el caballo guiado por Federico Fong, que casi me aplasta, y que también estuvo a punto de tirarlo. Fue muy divertida esa escena que por más que me quería zafar no podía y así estuve hasta casi la entrada del recinto.
Pasada la confusión, al fin pudimos entrar. La gente se comportó de una manera extrañamente civilizada. Nada de amontonamientos, ni empujones, ni nada de eso.
El espacio era amplio, y había muchas mesas y sillas como si se tratara de una boda de quince años.
En el escenario había una mesa larga, unas sillas y unos micrófonos. Habían organizado una conferencia de prensa, que más que nada era una especia de charla entre los seguidores, ya que por una extraña razón casi no había periodistas ni reporteros.
Me imagino que Lilith (quien por cierto, no se parecía en nada a la del blog, pero era ella), era una especie de editora de alguna revista de rock porque me ordenó a entrevistar al grupo y tomarle fotos.
Me dirigí a la mesa. Allí estaban ya los cuatro. Aguilera muy platicador y amable. Alfonso André con su clásica cara de enojado, no decía ni pío. Federico Fong, quien ni tardo ni perezoso se enganchó a una hermosa gruppie a la que tenía sentada en sus piernas, y no podía hablar porque tenía ocupada su boca en otras labores más deleitantes y deliciosas. El cuarto miembro, no sé quien era. Le vi su cara, pero no puedo recordarla. Sólo recuerdo que no era alguien conocido en el medio, y que era muy amable y junto con Aguilera eran los que más hablaban.
Después de tomarles unas fotos, decidí hacerles unas preguntas incómodas. La primera que se me vino a la mente fue “¿Cuál fue la verdadera causa por la que los Arreola dejaron el grupo?”.
Apenas iba a abrir mi boca, cuando una linda chavita se acercó a mí, y me preguntó por una laptop que yo traía en mis manos. Ni sé ni como llegó esa computadora a mí, pero era mía. Parecía una Mac, muy grande y con un color plateado por abajo, y anaranjado en la parte de la pantalla.
No sé si existan, pero la chava estaba muy deslumbrada porque según era de última generación, y en vez de abrirse con las manos, sólo oprimía un botón y como si fuera un coche convertible, la computadora se abría lentamente.
Total, que me puse a platicar con la morrilla y deje a un lado a La Barranca.
Galán (of all the names), el perro de mi vecino ladró entonces, me desperté, y ya no supe en que quedó este genial y surrealista concierto.
THE END
5 comentarios:
¿Qué no Fong dejó La Barranca hace mucho por que le falta maldad (a la barranca)?
Obsesivo. Me das miedo.
Sí querido definitivamente era yo y definitivamente era JM. Alfonso no es tan gruñón y Fong no es taaaan extrovertido.
Me intriga quien sería ese novio que dices, y ese cuarto barranco. Creeme Cami no iría a tu tierra a ver a los barrancos.
Me reí montones con este sueño, jajajajajajajajajaja
Me das envidia. snif.
(describe ese novio, no? igual y me tengo que aplicar, jajajaja)
Que ironia, un concierto en una iglesia, Satanás debe estarse carcajeando, aunque la Barranca no profese su palabra, de todos modos me hubiera gustado ir para fingir que tenía dentro una legión y que los de la iglesia intentasen exorcisarme, ya quisiera verlos haciéndolo =)
ah, qué buena reseña, Ham!
yo tuve una experiencia semejante pero real con los Dandy Warhols, chécate el reporte de los hechos por acá, fue omo un sueño hecho realidad.
abraxxxo!
Chispas... si no fuera asiduo lector de tu blog te preguntaría qué fumaste mi Ham... pero poz como sé que nomás te fumas el humo de los camiones, no me queda otra que reirme un buen rato...
Saludos!
Publicar un comentario