martes, octubre 28, 2008

RADIOHEAD: UN CLÁSICO DE NUESTRO TIEMPO


No se puede hablar de Radiohead sin extremismos ni medias tintas; es un grupo que desata pasiones para bien y para mal, lo cual hace que muchas veces se pierda la objetividad. A Radiohead, lo detestas o lo amas. No puedes permanecer ecuánime e indiferente ante ellos.

¿Qué es lo que tiene este grupo inglés que hace que muchos los tachen de sobrevalorados y vacas sagradas; y otros en cambio, los tengan en un nicho inalcanzable, intocables como dioses bajados del Olimpo?

Tratando de ser ecuánime y objetivo, (pues confieso que mi corazón está del lado de los que aman y sobrevaloran a la banda,) diré a favor de Radiohead que es un grupo que tiene todos los elementos necesarios para ser considerados todo un clásico. Un grupo clásico de rock en toda la extensión de la palabra, al nivel de un Elvis, de The Beatles, de The Rolling Stones, Pink Floyd, Led Zeppelin, Ramones, Queen, Nirvana, Jimi Hendrix, Bob Dylan, The Doors y Janis Joplin.

Después de la irrupción del punk a fines de los 70, el cual tuvo su auge, decadencia y muerte, la música entró en un estado somnoliento de crisis y conformismo, el cual parecía no tener fin. Todo auguraba que el rock estaba a punto de morir.

Sin embargo, el bienio 1991-1992 fue fundamental para reavivar al rock.
Tres canciones y tres grupos fueron los encargados de dar la bocanada necesaria para reanimar al moribundo rock.
Nirvana con “Smells like teen spirit” fue el detonante, y aunque ellos reactivaron económicamente a la industria, su aportación principal fue la actitud y rebeldía. Actitud rockera antisistema, representada muy bien por su líder, el malogrado Kurt Cobain, que lo que menos deseaba era convertirse en un rock star.
El siguiente grupo fue Metallica con “Enter Sandman” y su álbum negro. Ellos reinventaron y refrescaron el heavy metal, para bien y para mal. Pero, lo más importante extramusicalmente hablando, fue que nuevamente los medios de comunicación y las masas voltearan al rock.
Por último, un grupo desconocido de Oxford, Inglaterra llamados Radiohead. “Creep” es la canción que los puso en oídos de todo mundo, la cual viene incluida en su primer álbum, Pablo Honey.
Aunque es la mejor canción del disco, y todo pintaba para que fueran la clásica banda “one hit wonder” (imaginad a Radiohead en las clásicas listas como esta: http://es.wikipedia.org/wiki/100_Greatest_One-hit_Wonders ), lo cierto es que esta canción es todo un himno generacional junto a la de “Smells like teen spirit”, y retrata a la perfección la soledad, el abandono, la depresión y el espíritu noventero, de los llamados alguna vez Generación X.
Si Nirvana aportó el corazón y alma, Metallica el temple para los negocios, Radiohead aportó el cerebro y la inteligencia.

UNA BANDA ANTICOMPLACIENTE E IMPREVISIBLE

Todos sabemos la historia de los grupos ingleses. Sacan un disco y son la gran maravilla, la mejor banda de todos los tiempos, y otras babosadas que sólo los ingleses se tragan (y uno que otro mexicano). Ese cuento ya lo conocemos al dedillo, y el tiempo se encarga de poner todo en su lugar, lo único que cambia es el nombre (llámense Franz Ferdinand, Libertines, James Blunt, Artick Monkeys…)
Cuando todo parecería que algo semejante sucedería con Radiohead, en 1995 nos callaron la boca con su primera obra maestra: “The Bends”. Y aquí viene algo desquiciante y a la vez apasionante, algo que hace diferente a Radiohead de otros grupos (llámense U2, Deff Leppard, Motley Crüe, Bon Jovi…), mientras la mayoría sólo les gusta quedar bien con sus fans, complacerlos y así asegurarse su futuro económico, importándoles un bledo su credibilidad musical y patetismo (¡Saludos a Jaguares!), a Radiohead en cambio, les importa un bledo lo que sus fans pidan o reclamen.
Esta es la verdadera esencia de un artista: hacer lo que se les de la gana, bien o mal, feo o bonito, agradable o espantoso…eso no importa, el arte es primero, y las recompensas, si las hay vienen después. Si nunca llegan que diablos importa. Lo importante es hacer lo que uno quiera y eso es lo que ha hecho Radiohead.

Pues bien, cuando todos creían que Radiohead iba a repetir la fórmula “Creep”, nos salieron con The Bends, un álbum introspectivo, desgarrador, melancólico, delirante, guitarrero. Como en toda guerra hubo bajas. Los más aferrados a los viejos tiempos decidieron desertar; pocos permanecieron fieles, pero muchos novatos se unieron a las filas.

EL QUE PEGA PRIMERO PEGA DOS VECES

En 1997 sacaron OK Computer, para muchos, la obra maestra del quinteto de Oxford. Un álbum inigualable, de los que tenía tiempo ya no se hacían, y difícilmente se hacen ahora.
Radiohead tenía ahora sí al mundo rendido a sus pies, críticos y público por igual. Las alabanzas no paraban: los comparaban con grupos legendarios como Queen y Pink Floyd, por la estructura de letras y canciones. Allí está “Paranoid android” con sus 6:23 minutos de duración el cual fue lanzado como sencillo. Todo un desafío a la industria.
A partir de ahí, Radiohead era todo un ejemplo a seguir. Un grupo influyente (una de las características de un grupo clásico), de una enorme cauda de clones que trataban de ser como ellos (The Divine Comedy, Travis, Sigör Ros, Coldplay, Elbow, Keane, Muse…)
Sin quererlo, Radiohead había inventado un nuevo subgénero musical. Algunos se estancaron en él, otros se proclamaron reyes de las baladas desgarradoras acompañadas de pianos y guitarras aderezadas con una pizca de tristeza, y muy pocos han podido quitarse el sello radiohediano y construir su propia historia y estilo.
Por su parte, en el 2000, mientras todos explotaban esta nueva veta, los originales y creadores de este subgénero, renegaban de su creación, renegaban del rock y de las guitarras, y nos entregaban Kid A, un álbum de música electrónica, abstracta. Un disco bello, enigmático, fascinante, misterioso, pero a la vez muy cálido.
Una nueva bofetada a los fans y a la industria: ecos de Miles Davis, John Coltrane, Oliver Messiaen, experimentaciones, clics, ritmos electrónicos, ondas Martenot, máquinas de ritmo, trompetas, trombones, computadoras…Toda una belleza auditiva.
Radiohead se adelantaba a los demás y nos mostraba un pedacito del futuro. Sobra decir, que aún sin promoción, el disco fue todo un éxito.

Todos esperaban que Radiohead volvería a sus orígenes, pero, en el 2001 la banda lanzó Amnesiac, un disco emparentado con Kid A. Parecía que el grupo había quedado enamorado de la electrónica, y las guitarras eran cosa del pasado. Una nueva bofetada a los fans.
En Amnesiac el cambio era aún más radical. La voz de Yorke es desolada y a veces inaudible. Los versos de las canciones son totalmente alucinados, misteriosos y muy crípticos, y la música que los enmarca da un resultado escalofriantemente hermoso.

En el 2003 se reinventan una vez más, y por fin vuelven a sus raíces. Hail to the thief es su disco más politizado, más angustiante y depresivo, pero también el más guitarrero y accesible.
Es el summum de toda la discografía radiohediana ya que toma elementos de todos sus discos anteriores: el rock ligero de Pablo Honey lo encontramos en temas como “There there”, el rock pesado y desgarrado de “2+2=5” no hubiera desencajado en lo absoluto en The Bends, la triste y melancólica “I Will” o la alucinante “Sail to the moon” tienen todo el sello del Ok Computer, “Backdrifts” de Kid A, y las más abstractas “Sit Down, stand up” y “Myxomatosis” hubieran encajado perfecto en el experimental Amnesiac.
Hail to the thief, es a mi parecer el mejor disco para acercarse y conocer a Radiohead.

El año pasado, el grupo lanzó In Rainbows, su último disco de estudio, ya sin el cobijo de una transnacional. Sin embargo, a pesar de su gran calidad, la música ha sido relegada a un segundo lugar especialmente por la forma innovadora con la que el grupo vendió su trabajo. Dándole la espalda a las disqueras, el grupo vendió su disco en formato mp3, vía electrónica, directamente y sin intermediarios. El experimento resultó exitoso, a pesar de que cada internauta pagaba lo que consideraba justo. Cerca de un millón de compradores pagó en promedio ocho dólares, o sea que en las primeras 72 horas de venta, el grupo se embolsó unos ocho millones de dólares. Nada mal.
Eso era tan sólo los impacientes y amantes de la tecnología. Los que añoran aún el placer de quitar el celofán aun disco sólo tuvieron que esperar un poco de tiempo para tener el disco en compacto. A pesar de haber sido descargado meses antes millones de veces, el disco compacto debutó en primer lugar de ventas en el Reino Unido.

EXIT MUSIC (FOR A POST)

¿Qué es lo que sigue? No lo sabemos, tal vez ni ese monstruo de cinco cabezas llamado Radiohead lo sabe. Lo único seguro es que ellos saben que los ojos y la tención del mundo está sobre ellos. También es seguro que de nuevo nos den una sabrosa cachetada; o quizá, vuelvan a los orígenes, con algo elemental y todos nos quedemos sorprendidos con algo que sabemos podría suceder; quizá en el futuro nos tengan otra obra maestra, otro Ok Computer, no sabemos que ideas maquiavélicas se estén gestando en los cerebros de estos genios. Es difícil ser un genio, saber que miles de críticos y detractores están esperando a que des un paso en falso y caigas para burlarse de ti. Ellos lo sabe bien, pero al final creo en que saldrán bien librados no importando la decisión que tomen. Al fin los genios siempre están adelantados a su tiempo, y ellos lo han demostrado varias veces.

Radiohead ha demostrado estar a la altura de los clásicos. Y lo mejor, es que sin sacrificar sus convicciones musicales, sin perder credibilidad, estando en una transnacional han salido victoriosos. Los han hecho ganar mucho dinero, han ganado mucho dinero, se han hecho millonarios. Han cumplido con las expectativas de los críticos y fanáticos, han hecho excelentes discos, han mandado a la goma a su disquera (muchos grupitos lo que más anhelan en su vida es tener un contrato discográfico), han regalado su disco y su integridad sigue intacta e íntegra.

Eso es lo que los hace grandes, influyentes y clásicos. Disfrútenlos, y sintámonos una generación privilegiada: si en los 60 los jóvenes tenían a The Beatles, Dylan y Hendrix, en los 70 a Led Zeppelin y Pink Floyd, los 80 presumían a Police, U2 y Depeche Mode, los 90 a Nirvana. Nosotros, los del nuevo milenio no veo porque tengamos que envidiar a las épocas pasadas si tenemos un grupo de los tamaños de Radiohead.

* Publicado originalmente en la revista electrónica: DECIREVES la cual recomiendo ampliamente en especial por las grandes personalidades que escriben, todos grandes bloggeros entre los que se encuentran el buen Rogelio Garza, el Alterego y el Oso Polar.

PD Apenas voy saliendo de la depre.
PD 2: Este artículo fue escrito antes de que se conociera la noticia del probable retorno de Radiohead a nuestro país. Al parecer ahora sí es verdad, y ya lo veremos el próximo año, si no, seguiremos como Vladimir y Estragon en su larga espera a Godot.