lunes, julio 21, 2008

ESTA NOCHE FUIMOS INVENCIBLES

Monterrey, Nuevo León. Miércoles 16 de julio del 2008.

Salimos temprano para Monterrey. Dos Caballeros de Reynosa: uno, ingenuamente sabía a lo que se enfrentaría; el otro, aún sabiendo que podría salir derrotado tuvo la osadía de subirse al autobús que lo llevaría a un viaje sin regreso.

Llegamos sin contratiempos a la ciudad del cabrito, y una vez allí había que matar el tiempo ya que nuestros contactos, o estaban trabajando, o estaban durmiendo.
Con el alma en vilo, ya que Laura (Ciudadana Herzeleid) tenía el boleto del Spider, y Luis (Oso Polar), tenía el mío. Pensábamos que nunca llegarían pues Laura dijo que llegaría como a las 6 al centro, y el Oso pues nomás no se comunicaba ni podíamos comunicarnos con él. Para no hacer largo el cuento, casi cerca de las nueve nos juntamos los cinco caballeros: El Spider, Gerardo (Jerritz), el Oso, Laura y yo Hamlet, su servilleta.

Nos lanzamos de volada hacía la Arena Monterrey en el metro, el cual es más bonito y chiquito que su similar chilango.
Hacía muchísimo calor. Se podía ver y palpar la emoción de estar frente a frente a una de las mejores bandas inglesas de rock de todos los tiempos: MUSE.
Si no existiera Radiohead, Muse sería mi banda inglesa favorita, pero lástima, existe la radio cabeza; pero en fin, hay cosas que Muse tiene y los de Oxford no: siendo sólo tres personas, hacen más ruido, tocan más pesado, tocan las fibras más sensibles de nuestra alma, nos elevan al cielo, y de repente nos tiran de golpe a los abismos de la depresión. Algo que también hace Radiohead, pero con la diferencia que Muse lo eleva a la enésima potencia.

Por mi parte, iba más que emocionado, como quinceañera al presentarse en sociedad, o como señorita a punto de ser desvirgada. Imaginaba las fotos de Bellamy y compañía que tomaría con mi nueva cámara (por la cual pasé una horrible odisea y todo para nada), los videos que subiría a youtube para presumir que estuve allí, y sin embargo, un estupido energúmeno lamesuelas que trabaja para la compañía de seguridad de la Arena Monterrey no me dejó pasar la cámara con la que quedaría registro de este gran acontecimiento. Maldito guardia, (siempre los he odiado, ya que vienen siendo como primos hermanos de la policía, siempre tan serviles y arrastrados con sus jefes). Adentro, me daba coraje de que cientos de personas tomaban fotos y videos con sus celulares. No hallo la razón de este sinsentido. ¿Qué diferencia hay entre una cámara y un celular? Aparte de la diferencia de calidad visual, los dos sirven para registrar imágenes. Lo peor de todo, es que ese hecho no me hizo disfrutar al cien por ciento el concierto, y es que algo como esto se convertirá en trauma y lo recordaré sufridamente toda mi vida.

Total, olvidándonos de ese pendejo ojete y sus putos jefes hijos de su reputa madre dueños de la Arena Monterrey, concentrémonos en la música, la música que es lo que salva todo.
Cada quien por su lado. El Jerritz afortunado, le tocó solo en cancha, parado, pero enfrente de los dioses. Por su parte, al Spider le tocó junto a Laura, sepa donde.
Y a lo último, como abortivos, el Oso Polar y yo, su seguro inservidor, en luneta en la sección J, envidiando como muchos posers, trendys, despistados, seudoroquers, estaban hasta adelante.
Por fin, cerca de las 9 40, los dioses se mostraron al público. Cuando veo las siluetas de Bellamy, Dominic Howard y Chris Wostenholme (más un tecladista de apoyo llamado Morgan Nicholls) no puedo creer que esté a unos cientos de metros de unos de mis héroes musicales.
Comienzan con una rola que para variar no conocía llamada Dead Star, al parecer es de un EP del 2002. No me emocionó mucho, pero para la segunda todo cambió, pues New Born, es una de mis favoritas con su introducción de teclado, la cual nos hizo roquear luego luego (aunque el Oso dice que me limité a aplaudir solamente, no me vio agitar la greña, headbangear y brincar en tres rolas, pues estaba tan embelesado, narcotizado, hipnotizado e idiotizado escuchando a Muse), pues New Born empieza tranquilo, para que a los dos minutos se desaten tanto Howard en la bataca, como Wostenholme en el bajo, y Nicholls con unos teclados espaciales.
La siguiente cima fue la electrobailable Suppermassive Black Hole, que de haber estado en piso plano, sin riesgo de caer al asiento de enfrente, no hubiera dudado en ponerme a brincar y saltar como loco.
Después siguió un remanso son la depechemodiana Map of the Problematique. Ahí si me ahuevoné un poco. Pero imagino que todos los pinches fresas han de haber celebrado esta canción.
Siguió otra cima, con la demente Butterfly and Hurricanes, que la verdad fuera de su contexto (todo el álbum Absolution) no sonó tan poderosa como cuando pones todo el disco y las canciones que le rodean.
Sunburn, fue la única canción de su primer disco, Showbizz, la cual es muy poderosa, tipo New Born, empieza calmada con unos acordes de piano, para luego desatar toda la furia.
El primer abismo de la noche llegó con la enorme Feeling Good, la cual siempre me ha parecido muy Portisheadiana, y no se vería mal con un solo de guitarra tipo jazzero cabaretero por parte de Adrian Utley. Bellamy realmente se lució en el piano, y sobre todo en la segunda parte de la canción donde canta con megáfono (o como se llame esa madre).
Por si fuera poco, todavía nos adentró más en los abismos de la locura con la tristísima Space Dementia, la cual me puso la carne de gallina.
La calma vino con una improvisación media mamila llamada Bass Jam, disfrutable, pero realmente imprescindible.
Luego, llegó la cumbre más alta del concierto. Una canción de bajo perfil del Black Holes, hizo que el concierto se volviera inolvidable y mágico. Con esa interpretación valió la pena el viaje, el boleto, el no poder tomar fotos, el estar ahí. Invincible se robó la noche. Realmente me dejó noqueado. La guitarra evocadora, muy pinfloydiana, ensoñadora, combinado con ritmos marciales de la batería de Howard, los teclados atmosféricos, la interpretación suplicante, desesperante, anhelante de Bellamy, todo ello era más que suficiente para dejarte exultante, pero faltaba más, el bajo palpitante de Wostenholme a mitad de la canción, y la pantalla mostrando imágenes desoladoras de marchas, protestas, motines, represiones, golpizas brutales tanto de la policía, y del ejercito, gente oprimida de toda parte del mundo. Todo ello podía hacer quebrar tu alma, rendirte, pensar que la vida no vale nada. Luego el solo de Bellamy, que casi aniquila tus sentidos, un solo muy sencillo, si acaso con unos efectos futuristas, pero que logran elevarte. Lo mejor, la letra, el mensaje esperanzador: Eres único, “no hay nadie como tu en el universo”, no dejes de luchar, aunque “ellos nos derrumbarán”, levántate, “realmente esta noche, podemos decir que juntos somos invencibles”.
¡Sublime!

La magia terminó pronto, porque una de sus canciones más poperas se apoderó del espectro sonoro: Starligth, y miles de fresas cursis aplaudiendo la canción, de hueva.
Las cosas mejoraron con la histérica Hysteria, pero fuera de su contexto no suena tan poderosa. Lo que la salvó fue Bellamy y su guitarra.
Time is running elevó las cosas y dio pasó a la siguiente cima y una de las más esperadas por un servidor. Stockholm Syndrome una de las rolas más pesadas de Muse, y con la que nuevamente puse a agitar mi greña.
Lamentablemente así terminaba el concierto, apoteósicamente y extáticamente. Sin embargo, a pesar de que la gente gritaba, yo sabía que era de ley que iban a salir a hacer un encore, así que mejor me senté por única vez en el concierto.

Dicho y hecho, no tardaron mucho en salir de nuevo. La frenética Take a bow con sus sonidos espaciales y letra sicótica nos elevó de nuevo. Los teclados se clavaban en nuestros oídos inmisericordemente como pistolas de rayos láser.
Plug in baby con su ritmo frenético anunciaba que la felicidad no es para siempre.
Knigths of Cydonia nos confirmó que la felicidad y la tristeza pueden convivir al mismo tiempo. Felicidad porque fue la rola que más esperaba, la única que me hizo brincar. Tristeza porque sabía que sería la última probada de felicidad, porque al silenciarse el último acorde, se acabaría lo real, y de ahí en adelante todo lo que habíamos visto pertenecería sólo a la memoria. Ya no viviríamos ese instante nunca jamás.

La lucha terminaba, los caballeros salíamos vencidos. Por más que nuestros sentidos estaban agotados y embotados, necios y masoquistas queríamos más y más, pero los dioses se fueron, no pueden estar con nosotros para siempre. Nada es para siempre.

Lo que más me duele es que dejaron rolas IMPRESCINDIBLES, que debieron tocar, y todas ellas superiores a cosas como Starligth, Dead Star, o Map of the Problematique.
Por ejemplo:
Falling Down, con su ritmo gospeliano estaba perfecta para un set acústico.
Unintended, igual que la anterior, muy tristísima.
Uno, con su introducción guitarrera (muy thecuriana), esos bajos gordos gordos, y la voz desgarrada y esquizofrenica de Bellamy. Totalmente pesada.
Microcuts, con voz operística desesperante de Bellamy, que recuerda a Freddy Mercury.
Apocalipsis please, rola seminal, perfecta para comenzar un concierto, aterradora.
Sing For absolution. Otra triste y desgarradora. Imperdonable no haberla incluido.
Blackout: una especie de vals espacial (el equivalente de Subterranean Homesick Alien), mejor que un viaje en ácido.
Ruled by Secrecy. Otra radiohediana que va subiendo de intensidad y recuerda a Street Spirit (fade out).
Assasin, poderosa, vertiginosa y muy pesada.
Con esas realmente el concierto hubiera sido mágico y celestial.

Terminando el concierto, me compré una playera. Platicamos un rato afuera de la Arena. El Oso se fue a casa de su mamá (en la Santa Catarina pinporrrón, pinporrón, era hija de un rey, era hija de un reeeeyyy pon pón) donde lo esperaban con leche y pan. Laura sepa a donde se fue. Por su parte, Jerritz nos llevó al Spider y a mí a su casa por San Nicolás en un taxi que recorrió más de media hora, y nos cobró como $60.00 (en Reynosa, un viaje de unos 10 minutos cobran unos $40.00. y ese viaje nos hubiera salido unos $200.00).
Nos desvelamos viendo un dvd de la Cuca que mantuvo felices y emocionados a Jerritz y al Spider (sobre todo por la mamacita que hace un streap tease). Luego una película de terror que se llamaba la Mansión del Terror. Y luego a dormir. Lo que sucedió el jueves ya es harina de otro costal. Saludos.

FEELING GOOD



INVINCIBLE



UNO (de lo que nos perdimos)



RULED BY SECRECY (otra que nos perdimos)







De derecha a izquierda: Jerritz, el Oso Polar, Laura y yo.

De izquierda a derecha: Laura, Jerritz, Oso Polar, y Spider.
De arriba para abajo: Yo, el Oso Polar y Jerritz.


Laura escapando de la policía.



Yo, a punto de ser embestido por un tren.


El Battersea regiomontano.

lunes, julio 14, 2008

COQUE MUÑIZ VS ROBERT SMITH

El famoso Coque Muñiz, está seriamente pensando en demandar al famoso músico inglés Robert Smith ( y a su sobrinito), líder de The Cure por plagiar y robarse la idea para su portada de su disco, Las Canciones que no me enseñó mi papá.

Al parecer, Robert Smith se "inspiró" en la portada de este gran cantante mexicano para el arte de la cubierta de su disco The Cure. Así con la idea, puso a dibujar a su sobrino de 5 años (sin pagarle nada al chilpayate).

El Coque está muy indignado y ya ha puesto el grito en el cielo, y dice que no parará hasta que se le paguen los respectivos derechos de autor, ya que en la portada del Coque lo vemos como un monigote dibujado por un niño de kinder; en la de The Cure, tambien vemos a Robert Smith tal como lo concibe su sobrinito.

Nosotros no tomamos ningun partido y permanecemos neutrales y objetivos. Dicen que una imagen vale mas que mil palabras, así que aquí mostramos las respectivas cubiertas, y ya usted decidirá querido lector si se trata de un vil plagio, una coincidencia, o simplemente el Coque está viendo moros con tranchetes.





EL DEMANDANTE Y EL DEMANDADO

El Coque se mostró muy feliz y sonriente, seguro de ganar el juicio.

Por el contrario, el cantante inglés se veía muy preocupado comiendose las uñas.

Seguiremos informando....